En México, la propuesta para reducir la jornada laboral a 40 horas semanales ha generado un debate, especialmente en el sector empresarial. Esta reforma, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), busca mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, pero también ha despertado preocupaciones entre los empresarios sobre el posible impacto en la productividad y los costos operativos.
Preocupaciones empresariales
Enrique Guillomen Maldonado, dirigente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Orizaba, expresó su inquietud sobre cómo afectaría esta medida a ciertos sectores, en particular el turismo, que depende de operaciones continuas. Aunque reconoció que la reducción de la jornada laboral podría ser beneficiosa para los trabajadores, advirtió que las implicaciones económicas para las empresas podrían ser significativas.
Guillomen Maldonado destacó que, junto a esta propuesta, el Senado ha aprobado medidas para que los salarios mínimos no estén por debajo de la inflación, lo que añade presión a los costos operativos de las empresas. En este sentido, insistió en la necesidad de encontrar un balance entre mejorar los derechos laborales sin comprometer la viabilidad de las empresas, que podrían enfrentar un aumento de costos, pérdida de empleos, informalidad y hasta cierres.
Flexibilidad y gradualidad, condiciones clave
Los empresarios han sugerido cuatro condiciones clave para que la reducción de la jornada laboral sea viable:
Gradualidad: Implementar los cambios de manera progresiva para que las empresas puedan adaptarse.
Flexibilidad: Permitir ajustes en función de las necesidades específicas de cada sector, ya que algunos, como el turismo y la minería, tienen dinámicas particulares.
Excepciones sectoriales: Eximir a industrias estratégicas, como la agroindustria, que tienen operaciones continuas.
Incentivos: Otorgar incentivos a las empresas para contratar más personal y evitar sobrecargar a los empleados actuales o incrementar la informalidad.
Estas condiciones están alineadas con las recomendaciones internacionales, como las reformas graduales y flexibles implementadas en Chile y Colombia, donde la productividad y el crecimiento económico no se vieron afectados tras reducir la jornada laboral.
Posición de la Concanaco y diálogo con las autoridades
Héctor Luján, tesorero de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco), enfatizó la importancia de no apresurarse en implementar esta medida. Luján subrayó que la reducción de la jornada aún es una propuesta en discusión, por lo que aboga por continuar el diálogo entre el sector empresarial y los legisladores para analizar sus posibles efectos.
El sector empresarial está en contacto con los legisladores para transmitir sus preocupaciones. Además, Luján destacó la importancia de garantizar la infraestructura y la seguridad necesarias para que los inversionistas puedan adaptarse al nuevo esquema laboral.
Desafíos y oportunidades
A pesar de la resistencia inicial de algunos sectores, las empresas ya están considerando opciones para adaptarse a la nueva normativa. Algunas están evaluando aumentar su plantilla laboral en un 13% a 15%, mientras que otras están optando por pagar horas extras para mantener su productividad. A largo plazo, los expertos consideran que el éxito de esta reforma dependerá de la capacidad de las empresas para combinar diferentes estrategias, lo que podría evitar un aumento de la informalidad laboral.
Horarios posibles en la jornada de 40 horas
Existen diferentes alternativas para ajustar la jornada laboral a 40 horas semanales. Entre las opciones más comunes están:
Horario estándar de 8 horas diarias (lunes a viernes): 8:00 AM - 4:00 PM.
Jornadas largas (4 días a la semana): 8:00 AM - 6:00 PM de lunes a jueves.
Distribución más flexible (6 días a la semana): 7:00 AM - 2:00 PM de lunes a viernes, y el sábado de 8:00 AM - 1:00 PM.
