Después de pasar nueve meses en la Estación Espacial Internacional (EEI), los astronautas de la misión Soyuz MS-22 finalmente regresaron a la Tierra. Su retorno se retrasó debido a una fuga de refrigerante en la nave original, lo que obligó a la agencia espacial rusa Roscosmos y a la NASA a encontrar una solución alternativa para traerlos de vuelta de manera segura.
El equipo, compuesto por el cosmonauta ruso Serguéi Prokopiev, su compatriota Dmitri Petelin y el astronauta estadounidense Frank Rubio, debía haber regresado en marzo de 2023. Sin embargo, la avería en su nave hizo que su misión se extendiera más de lo planeado. La nave de reemplazo, Soyuz MS-23, fue enviada en febrero de 2023 y permaneció acoplada a la EEI hasta que los astronautas pudieron abordar y regresar.
La fuga de refrigerante en la Soyuz MS-22 generó preocupaciones sobre la seguridad de la tripulación, ya que la nave no podía mantener una temperatura adecuada para un reingreso seguro a la atmósfera terrestre. Tras meses de análisis y planificación, la solución fue enviar una nueva nave no tripulada para reemplazar a la dañada.
El aterrizaje se llevó a cabo sin inconvenientes en Kazajistán, donde equipos de rescate recibieron a los astronautas. Su estadía prolongada en el espacio les permitió recolectar valiosa información sobre los efectos de la microgravedad en el cuerpo humano durante misiones extendidas. Ahora, tras su regreso, pasarán por un proceso de rehabilitación para readaptarse a la gravedad terrestre.