Miles de musulmanes chiitas participaron este martes en una procesión religiosa en Lahore, en el este de Pakistán, haciendo caso omiso de las medidas de distanciamiento social, pese a la pandemia de covid-19.
El gobierno paquistaní había prohibido toda conmemoración masiva de la muerte del imán Ali, yerno del profeta Mahoma y figura fundadora del islam chiita.
Pero esta directiva no fue respetada y entre 8 mil y 10 mil personas, según las autoridades, se reunieron en Lahore, muchas sin cubrebocas y sin respetar la sana distancia.
A reuniones religiosas, como la reciente peregrinación hindú que atrajo a millones de personas, se atribuye en parte la catastrófica situación de India, que superó ya los 20 millones de casos y 222 mil muertes, según un balance oficial.
Pakistán, que acumula cerca de 800 mil casos de coronavirus y 18 mil muertes, está todavía muy lejos de ese balance, pero mira con preocupación lo que ocurre en el país vecino.
El martes se celebraron mítines en otras ciudades paquistaníes: vestidos de negro, los fieles entonaron cantos religiosos golpeándose el pecho al unísono, mientras que algunos se flagelaban.
El gobierno no logró convencer a los dirigentes religiosos chiitas que renuncien a la celebración.
Sólo una pequeña parte de la población paquistaní está vacunada y hay una gran renuencia a la vacuna contra el covid-19.
Debido al Ramadán, las mezquitas permanecen abiertas y pocas respetan las recomendaciones del gobierno durante las grandes reuniones de los fieles al anochecer.