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Opinión

Michael Crichton fue un exitoso escritor norteamericano

Óscar Rodríguez
Por Óscar Rodríguez - 14 noviembre, 2021 - 10:12 a.m.
Michael Crichton fue un exitoso escritor norteamericano

Michael Crichton fue un exitoso escritor norteamericano cuyos temas principales fueron la ciencia ficción, la intriga y la ficción médica. Nació en 1942 en Chicago y falleció en Los Ángeles en 2008. En el artículo de Wikipedia dedicado a su biografía se destaca que ha sido la única persona que ha tenido simultáneamente en los Estados Unidos, el libro más vendido (“Disclosure”, conocido en Latinoamérica como “Acoso Sexual”), la película más taquillera (“Jurassic Park”) y la serie de televisión con mayor audiencia (“ER”).

Aunque se graduó de medicina, nunca la ejerció. En vez de ello se dedicó a escribir desde muy joven. Alguna vez admitió haber plagiado una obra de George Orwell con el fin de comprobar cierta animadversión por parte del maestro calificador. Efectivamente, el material presentado no obtuvo una buena calificación.

Entre sus obras que destacaron y fueron llevadas a la pantalla se pueden mencionar, en una primera etapa “La amenaza de Andrómeda”, “El hombre terminal”, “Westworld” y “Coma”. Posteriormente también escribió “Congo”, “Esfera”, “Sol Naciente” y “Rescate en el tiempo”.

Por cierto, siempre me pareció que “Jurassic Park” era una variación sobre el mismo tema de “Westworld”. Como cuando partes de varias canciones de cierto compositor son similares, pero esa es otra historia.

En el año 2004 publicó “State of fear” (“Estado de miedo”), una novela que no he leído, sin embargo he tenido la oportunidad de dar un vistazo a un par de resúmenes. Lo que me ha llamado la atención es que fuera recibida de una manera tan poco amable por los grupos ecologistas, ya que según parece, la obra cuestiona algunos de los argumentos que se manejan cotidianamente respecto al tema del calentamiento global.

Y es que a lo largo de los últimos años, efectivamente hemos sido testigos de un incremento en la frecuencia de ciertos fenómenos meteorológicos. Por ejemplo, la incidencia y la intensidad de los huracanes hace algunas décadas no eran de la talla de las correspondientes a los años más recientes. 

En 1967, el huracán Beulah se disipó en la tercera semana de septiembre. Nótese que su nombre comenzaba con la segunda letra del abecedario, es decir, era la segunda tormenta tropical de la temporada. En 1988 el huracán Gilberto (séptima letra) llegó al noreste del territorio nacional a mediados de septiembre. El año pasado, tuvimos el huracán Hanna (octava letra) que se formó a finales de julio. De hecho, en 2005 fue la primera vez en la que se utilizó completamente la lista de nombres asignados a las tormentas tropicales del océano Atlántico, lo que obligó a asignarle letras griegas a las tormentas subsecuentes. En 2020 se repitió esta situación y en 2021 se llegó al límite de 21 nombres.

Efectivamente, todo indica que el comportamiento del medio ambiente ha cambiado. Pero esto no es nuevo. Como cualquier evento en el que va involucrado el azar, existe una probabilidad de que ocurran sucesos extremos.

En el caso de las tormentas tropicales, en 1900 ocurrió el desastre natural con la mayor cantidad de decesos en la historia de los Estados Unidos. En esa ocasión, el huracán que afectó principalmente a Galveston, Texas dejó un estimado de ocho mil personas muertas.

En agosto de 1909, una gran tormenta provocó una inundación en Monterrey con un resultado estimado en más de tres mil muertos.

Y en cuanto a la contaminación, hace ya más de setenta años, en 1948 la ciudad de Donora, Pennsylvania se vio envuelta en una capa de aire contaminado que provocó la muerte de veinte personas y afectó la salud de la mitad de la población. Esto llevó a la creación de leyes regulatorias de las condiciones ambientales.

La ciudad de Londres sufrió también en 1952 de condiciones de contaminación de aire que en combinación con falta de vientos, ocasionaron un estimado de cuatro mil fallecimientos (aunque estimaciones más recientes ubican la cifra en alrededor de 11,000) y afectaciones a la salud de unas cien mil personas.

Por estos días se ha realizado en Glasgow, Escocia la Conferencia del Cambio Climático de las Naciones Unidas 2021, también conocida como COP26. Algunos de los principales objetivos de tal reunión han sido: el límite establecido en el incremento de temperatura promedio global en 1.5° centígrados y la reducción de las emisiones de metano a la atmósfera (más de ochenta países se comprometieron a rebajar un 30% este tipo de contaminación para finales de esta década).

Aparentemente un grupo de países habían firmado un acuerdo para la transición hacia la venta de automóviles con cero emisiones para el año 2040, pero los gobiernos de algunas de las naciones con mayor producción de vehículos (Estados Unidos, China, Alemania, Japón y Corea del Sur) no lo firmaron. Bueno, aunque los Estados Unidos no lo firmaron como país, varios estados como California, Nueva York y Washington sí lo hicieron. De igual modo varias compañías fabricantes de automóviles como Ford, General Motors, Mercedes-Benz, Jaguar Land Rover y Volvo estamparon sus firmas.

La anterior es una meta bastante ambiciosa ya que, aunque parece que el plazo establecido es suficiente, es menor (por poner un ejemplo) que el que existe entre el derrumbe de las torres gemelas y la fecha actual.

Esperemos que las metas se cumplan y que los escenarios catastróficos que se manejan en algunos movimientos ambientalistas no lleguen a ser parte de una realidad futura.

Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.

Que tengan ustedes una excelente semana.

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