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Opinión

Si ocurriera a los hombres, esto nunca habría pasado

Marcos Durán Flores
Por Marcos Durán Flores - 25 junio, 2022 - 00:47 a.m.
Si ocurriera a los hombres, esto nunca habría pasado

La decisión que ayer tomó la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos, poniendo fin al derecho al aborto, destruyo medio siglo de protección constitucional en uno de los temas más divisivos y encarnizados en la vida política de ese país. Ahora, una corte dominada por conservadores, anuló el derecho de la mujer al aborto y ahora los estados pueden permitir o restringir el procedimiento por sí mismos. 

  

El tema atropella el derecho a elegir, que no es un derecho como cualquier otro y mucho menos si es para las mujeres. Y es que el punto clave aquí es ¿Quién va a imponer sus creencias personales a los demás? Existen pocos temas que generen una división tan apasionada como este y no hay respuestas fáciles a la hora de elegir entre el derecho de un no nacido que no puede opinar, y el derecho de la mujer a hacer lo que desee con su cuerpo. Los puntos de vista en este tema casi siempre están llenos de estereotipos que florecen en la ignorancia e intolerancia, y que además se apoyan en ideologías políticas altamente predictivas y en puntos de vista basados en un literalismo bíblico. Los más informados opinan basados en los dichos de algunos científicos, quienes para este caso no se basan en la ciencia a la cual dejan de lado, sino en sus creencias personales. 

  

La ciencia ya ha dicho que el desarrollo del cerebro y la conciencia empiezan después de las 12 semanas de la concepción, y que en ese tiempo el feto es incapaz de cualquier forma de conocimiento consciente. Son esas mismas 12 semanas en que se realizan el 75 por ciento de los abortos (legales o no legales) en el mundo. 

  

Pero si el debate se torna moralino y su opinión es que “la vida comienza en el momento de la concepción”, entonces no lo voy a convencer con ningún argumento. Y es que en un mundo ideal nadie tendría un aborto y la anticoncepción sería siempre utilizada con éxito y cada niño sería un hijo deseado. Pero las estadísticas superan ese mundo ideal. La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que el aborto es seguro en los países en los que es legal, pero peligroso en los que ha sido declarado ilegal y se realiza clandestinamente. Que el aborto representa el 13 por ciento de las muertes de mujeres durante el embarazo y el parto. 

  

La misma OMS, dijo que “las leyes no influyen en la decisión de una mujer a tener un aborto”. Hay embarazos no planeados y abortos sin importar si la ley es restrictiva o liberal. La prohibición del aborto no afecta las tasas para llevarlo a cabo, pero si está prohibido aumentan sensiblemente los peligros de muerte para las mujeres. 

 En México hace unos días se despenalizó el aborto en Guerrero, el octavo estado mexicano en despenalizarlo junto con el la Ciudad de México, Oaxaca, Hidalgo, Veracruz, Coahuila, Colima y Sinaloa. 

 ¿Entonces, estamos o no a favor de la vida? Lo digo por lo dramático que es para las mujeres practicar un aborto clandestino. El estudio de la OMS demostró que hay 20 millones de abortos inseguros al año y que, en ellos, 67 mil mujeres mueren y eso sucede en esos países donde el aborto es ilegal. Si a eso le sumamos el penalizar esta práctica, entonces se perpetúa el desastre que ahora vivimos. Además, el argumento de que a esos niños los den en adopción o que alguien adopte (para mí, la muestra más grande de amor) en la práctica, tampoco resuelve el problema. 

  

Así que mientras esperamos a que la ciencia encuentre una forma perfecta de control de la natalidad y si realmente están a favor de la vida, apoyemos una cruzada sobre cómo utilizar anticonceptivos y cómo evitar que más mujeres mueran practicándose un aborto clandestino

  

Pero en este debate hemos dejado de lado a sus protagonistas: las mujeres. Oprimidas desde el inicio de los tiempos, victimizadas y violentadas por cada civilización y en cada época el dominio de los hombres ha sido tan abrumador que ellas no pueden elegir, y cuando lo hacen en ocasiones lo hacen con una educación dogmatizada y orientada para dar gusto… ¡a los hombres! 

  

Así que después de escuchar y leer opiniones a favor y en contra del legítimo derecho de las mujeres a abortar y de la idea de despenalizar esta práctica, hoy me queda claro que, si los hombres pudiéramos quedar embarazados, entonces el aborto estaría aprobado en todo el mundo. 

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