Las campañas electorales han terminado. Es momento de que cada quien asuma sus responsabilidades y actúe en consecuencia en bien del país.
No hay tiempo que perder frente a la lacerante realidad que golpea a las y los mexicanos hoy en día. Basta destacar que sólo una de cada cuatro familias tiene garantizados los ingresos diarios para satisfacer las necesidades alimentarias de sus integrantes.
Hoy 20 millones de mexicanos sufren la extrema pobreza, por lo que carecen de lo más elemental para sobrevivir.
Además de los 8 millones de mexicanos que desde 2018 han sufrido el deterioro de su calidad de vida y caído en pobreza, en los siguientes años, de no cambiar el rumbo actual del país, la pobreza en nuestro país habrá capturado a 10 millones más de personas.
Estos tres indicadores bastarían para que los responsables del gobierno mexicano enfocaran toda su atención y capacidad para revertir ese escenario catastrófico, pero no es así.
Desde que concluyó la ejemplar jornada electoral del pasado 6 de junio organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), los integrantes del oficialismo han enfocado sus baterías, no en atender el veredicto de las urnas y enderezar el camino, sino en priorizar los temas que sólo interesa a ellos: cambios electorales.
Como si se tratara de un asunto que interesara a la sociedad, o como si el INE no hubiera realizado un trabajo profesional, ejemplar e imparcial, hoy los que ostentan el poder público están buscando los recovecos para no soltarlo e implosionar los caminos de la democracia y la pluralidad.
Pareciera que México no está enfrentando una pandemia, la más grave crisis económica de los recientes cien años, la inseguridad galopante que quita el poco patrimonio que muchos mexicanos tienen e incluso su vida, como para que el gobierno de Morena esté enfocado en su reforma electoral.
La agenda del PRI sí responde a las necesidades de México, teniendo como punta de lanza la reactivación económica que beneficia a quienes menos tienen, al tiempo de impulsar que en el presupuesto de egresos sí contemple recursos para el Sistema de Salud Pública.
Las y los mexicanos no necesitan gobiernos que dirijan las campañas electorales y distraigan los recursos públicos en actividades proselitistas, sino gobiernos responsables que atiendan a todas y todos los mexicanos, así como destinar el erario en las necesidades sociales.
A México no le urge una reforma electoral, sino un gobierno que tome decisiones y gobierne.