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Opinión

El valor de la amistad en Caná

P. Noel Lozano
Por P. Noel Lozano - 16 enero, 2022 - 11:33 a.m.
El valor de la amistad en Caná

El valor de la amistad en Caná

Esta semana tuve la oportunidad de estar visitando enfermos, en los diversos encuentros vi una tónica general: cariño. Me sorprende mucho cómo en los momentos más duros y difíciles, la gente saca lo mejor de sí para estar al lado del amigo, del familiar, del conocido. Es un ambiente contradictorio, pero así es, por un lado, sientes el aire de tristeza, y por otro, sales agradecido por ver tanta bondad reunida. Ves quiénes realmente se quieren y se valoran. Cuando nos preocupamos, oramos y acompañamos prudentemente a los demás, somos amigos y compañeros auténticos del camino. En esto recibimos una lección muy hermosa por parte de Jesús en Caná: saber estar con los amigos y salir al paso de una necesidad desinteresadamente.

Y es que la vida no puede ser de manera distinta, el hombre no está diseñado para ser malo, estoy muy en contra de la frase que ha regido la manera de pensar de muchos, popularizada el filósofo Thomas Hobbes: “homo homini lupus”, “el hombre es un lobo para el hombre”. No es verdad que el un hombre sea un lobo para otros, menos si generalizamos. Que hay gente confundida y actúa de manera equivoca, eso no está en duda. Pero que hay bondad, sensibilidad, altruismo, eso es algo más que evidente. Estamos cansados del pesimismo y de una estela ácida de negativismo que nos ha traído esta pandemia, seamos portadores y contagiemos todo de positivismo, motivación, entusiasmo, ánimo, aliento, consuelo, etc.

San Pablo este domingo nos ayuda a tomar conciencia del lo importante que es para los cristianos no sólo ser buenos, acompañar al prójimo, sino que debemos aprender a poner al servicio de los demás las cualidades y dones recibidos de Dios, buscando reproducir la imagen de Jesús. Vale la pena dejar muchas cosas que tenemos “qué hacer” por ser canales para que sigan siendo posibles las manifestaciones y milagros de Jesús, como lo fueron en Caná de Galilea, para todos los que nos rodean. Una manifestación, muy necesaria en estos tiempos, fue el gesto de amistad de Jesús con aquellos novios. La amistad se construye necesariamente sobre una base muy importante, el amor. Toda persona que quiera tener una auténtica amistad o una buena relación familiar, debe de estar dispuesta a quemar su egoísmo, su yo, su manera de ver las cosas y estar abierto a los demás. Vemos como en las personas ambiciosas, altaneras, prepotentes, superficiales, encerradas en sí mismas, narcisistas, etc. Es difícil que puedan construir lazos auténticos con otros; están incapacitadas para amar auténticamente. 

Es curioso como cuando todo te falla, cuando sientes que te quedas desprotegido en la vida, cuando los conocidos desaparecen, sigue estando firme una figura a tu lado: la de Jesús. Y así será siempre, incluso, el día de mañana cuando todos los hombres se hayan olvidado de ti, después de tu muerte, tu recuerdo a lo máximo durará una semana y todo seguirá igual, sólo seguirá a tu lado pegado en tu caja de cenizas o en el ataúd del cementerio, un crucifijo en pie abrazando tu sepultura, recuerdo de una relación y de la amistad más pura iniciada en la tierra con alguien que siempre estuvo a tu lado: Jesús. No dejes de buscar los signos de amor por parte de Jesús en tu vida, te ayudarán a afianzar esa amistad con Él, sintiéndote valorado y apreciados como aquéllos de Caná.

Jesús en el Evangelio nos enseña a valor la amistad muy por encima del interés. Vivimos en una sociedad donde la distinción de amistad e interés es muy obvia. Amigo es el que está dispuesto a hacer lo que Jesús ha hecho por ti: morir en la cruz, dar la vida. El interesado exprime al otro, se acerca sólo por conveniencia, pero nunca contarás con él. Afianza tu amistad con Jesús y con aquéllos que realmente valen la pena, cuida y acércate a los que no te hacen perder el tiempo o y no viven cantándote al oído como las sirenas; acércate y cuida a los que te corrigen y ayudan, a los que te motivan y alientan. 

Tenemos una fuerte tendencia a amar y sentimos la necesidad de ser amados. El corazón del hombre ha sido diseñado para esto y no para lo contrario. Odiar y vengar es antinatural, pisotear a otros y ponerse por encima del prójimo es antievangélico. Todos vemos cómo sufre una esposa cuando siente que su marido ya no la ama o viceversa; constatamos lo que les duele a los hijos cuando se dan cuenta de la división de sus padres, cuando sufren una separación, etc. Puede parecer que el amar y el sentirse amado sea sólo una ilusión, pero no, es una realidad que hay que buscar y cuidarla. Sólo una Persona satisface esta sed existencial del hombre, ese es Jesús de Nazaret. Él nunca nos fallará, simplemente no puede hacerlo. Se hace presente en la vida como se hizo presente con los novios de Caná. Es la única Persona que llena totalmente el corazón del hombre, porque sabe salir al paso de las necesidades y a fortalecer las bendiciones.

Santa María Inmaculada, de la Dulce Espera, Ruega por nosotros.

P NOEL LOZANO: Sacerdote de la Arquidiócesis de Monterrey. www.padrenoel.com; www.facebook.com/padrelozano; padrenoel@padrenoel.com.mx; @pnoellozano

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