Jesús como Pastor es amor
En estos tiempos pandémicos nos conforta mucho, anímica y espiritualmente, contemplar la imagen de un Jesús que se arriesga por cada uno de nosotros. El evangelio del Buen Pastor nos ofrece la oportunidad de centrar nuestras reflexiones de este domingo en el amor de Jesús que ha venido a servir y entregarse. Jesús es el buen pastor que da su vida por las ovejas. Nadie le quita la vida, él mismo la ofrece para rescatar a las ovejas perdidas. Él es la piedra angular y el único nombre bajo el cual podemos alcanzar la salvación, como nos dicen los Hechos de los Apóstoles. En Él hemos llegado a ser “Hijos de Dios”, nos dirá San Juan. Quien desee comprenderse a sí mismo, no según criterios superficiales, sino en la profundidad de su existencia, debe dirigirse a Jesús, porque Jesús revela el hombre al mismo hombre. Más aún, Jesús revela al hombre el amor del Padre.
Los apóstoles son tomados prisioneros por el grupo de los saduceos, encargados de custodiar el templo, con la acusación de subvertir el orden que reinaba en el mismo. En realidad, se trataba de quitar de en medio tan molesta presencia, es decir, la presencia de los apóstoles de Jesús que operan milagros y predican con vehemencia y convicción que Jesús ha resucitado. Se acusa a los apóstoles por haber curado al paralítico y haber creado confusión en el pueblo. Pedro, fortalecido por el Espíritu Santo, según la promesa de Jesús, responde con claridad y firmeza: que quede bien claro a todo Israel que este paralítico ha sido curado en nombre de Jesús de Nazareth. ¡Hermoso testimonio del Señor!. ¡Hermosa amistad de Pedro que antes lo había negado! “Yo he sido el instrumento de la curación. Es Jesús quien lo ha hecho realmente. Es en su nombre que ha tenido lugar este milagro”. El recuerdo solemne y completo del nombre de Jesús delante del sanedrín, da pie a Pedro para exponer la esencia del mensaje cristiano: la muerte y la resurrección del Señor.
Jesús, Buen pastor, ama las ovejas y da su vida por ellas. La imagen del Buen Pastor, que se comprendía fácilmente en el tiempo de Jesús y que era frecuentemente usada en la Biblia, aparece aquí como una traducción concreta de cuanto ha sucedido en el misterio pascual: Jesús nos ha recogido de los pastos de muerte por donde nos habíamos dispersado, nos ha reconquistado para el amor de Dios, nos ha llevado a la plenitud de la comunión con el Padre. Nos dirá San Gregorio: “Aquel buen Pastor que dio su vida por las ovejas salió a buscar la oveja perdida, por las montañas y colinas donde el hombre ofrecía sacrificios a los ídolos. Y cuando encontró la oveja perdida, la cargó sobre sus hombros, sobre los que había cargado también el madero de la cruz, y así la llevó nuevamente a la vida eterna”.
Existen dos imágenes que nos ayudan a entender este amor y esta cercanía tan especial de Jesús en nuestra vida: La primera es la pintura del siglo III del buen Pastor en las catacumbas de san Pedro y Marcelino. El buen Pastor se presenta como un joven que, en medio de los pastos, ha recogido la oveja perdida y la lleva sus hombros, rodeado por otras dos ovejas. En la sencillez de la pintura paleocristiana se pone en evidencia el interés de ese Pastor que no deja que se pierda ni una sola de sus ovejas; que va por la descarriada y que se alegra cuando, habiéndola encontrado, la carga a los hombros y la devuelve al redil. Así será la alegría por un pecador que se convierta.
Otra imagen es la del Pastor de la Puerta Santa en el vaticano. Aquí ya no aparece aquel joven satisfecho que camina sobre prados llevando feliz la oveja al hombro. Aquí tenemos un pastor esforzado, que se atreve a descolgarse por el abismo en busca de la oveja despeñada. Es el pastor que da la vida, que arriesga la propia existencia, que no se reserva nada para sí, pues está en juego la vida de la oveja. Será siempre misterioso el amor del Padre que ha amado al hombre hasta el punto de dar a su Hijo como rehen. para rescatar al esclavo ofreció al Hijo. ¡Qué valor tendrá a los ojos de Dios la vida del hombre! ¡La salvación de tu alma!
Santa María Inmaculada, de la Dulce Espera, Ruega por nosotros.
P NOEL LOZANO: Sacerdote de la Arquidiócesis de Monterrey. www.padrenoel.com; www.facebook.com/padrelozano; padrenoel@padrenoel.com.mx; @pnoellozano