La familia de Dolores “N” quien falleció a los 95 años, se reunió en una Iglesia Catalana al este de España, para llevar a cabo una ceremonia en su honor antes de que su cuerpo fuera sepultado.
Sin embargo, el acto no pudo concluir por inconvenientes entre los familiares de la mujer y el Sacerdote oficiante, debido al idioma de la misa.
Antes de su muerte, la fémina dejó por escrito que su última voluntad era ser enterrada en Cardona, Barcelona, junto con su marido, tras una misa funeral oficiada en castellano; sin embargo, sólo se pudo cumplir con uno de sus deseos, ya que sus exequias religiosas no fueron realizadas como ella había pedido.
El día de la celebración alrededor de las 10:30 hora local, el Párroco Carles Pubill de la iglesia de Sant Miquel i Sant Vicenç, empezó a hablar en catalán luego de haber iniciado en español.
Avisado por la funeraria local, la autoridad religiosa cambió al castellano durante unos minutos, para luego volver de nuevo a oficiar las exequias en catalán.
La situación incomodó a los parientes los cuales, después de intentos de negociación con el Cura, decidieron poner fin a la ceremonia y pidieron a la funeraria, que sacara el féretro del templo para llevarlo al cementerio.