Hablar de Harry Potter es hablar de uno de los personajes y una de las franquicias más entrañables del siglo XXI, la cual ha capturado a millones de fans alrededor del mundo de todas las edades. A sabiendas de esto, Warner y J. K. Rowling decidieron expandir la historia de dicho universo con una nueva saga de películas después de finalizada la historia del joven mago; así fue como surgió
Animales Fantásticos.
Esta nueva narrativa tuvo su primera entrega en 2016, la cual generó opiniones encontradas, aunque una muy buena recaudación en taquilla, lo que trajo consigo una nueva entrega en la forma de Los Crímenes de Grindelwald. La cual en un aspecto general resulta por demás divertida; lamentablemente, también mantiene todos los defectos de su antecesora a los que se suman un par más.
De nueva cuenta, la historia nos muestra al tímido, errático; pero también muy hábil, Newt Scamander, quien se encuentra recluido en Londres después de los daños que sus bestias causaron en Nueva York en la primera parte. Sin embargo, a sabiendas de sus habilidades, el Consejo de Magos y el propio Dumbledore le piden que encuentre al joven Credence, y de paso, enfrente al criminal Grindelwald, el cual escapó de la prisión y busca hacerse con el control tanto del mundo mágico, como del de los humanos.
Si bien la historia parece que tomará un enfoque épico, donde tendremos un enfrentamiento de dos fuerzas mágicas; la realidad es que todo esto se pierde a los pocos minutos de empezar. Aunque el buen Newt se dirige al lugar que le es solicitado, las razones son otras, lo cual hace que todos los eventos que vemos en pantalla parezcan meras casualidades que se va encontrando en su viaje.
A esto hay que sumar el hecho de que la trama se va haciendo más compleja con forme avanza la película, donde la propia identidad de los personajes es puesta en entredicho en más de una ocasión; cosa que puede confundir a más de una persona si es que no se está poniendo toda la atención a los extraños giros de tuerca que se van dando. Esto provoca que varios de los protagonistas no tengan un desarrollo como tal más allá de ser una mera golosina para los fans; el ejemplo más claro es Nagini, cuya aparición jamás es justificada y no aporta nada a la evolución de la obra.
Aún así tiene puntos rescatables. Uno de ellos es el villano Grindelwald; es cierto que no le llega a los talones a la maldad encarnada de Voldemort, pero sí logra una dinámica muy interesante con Dumbledore y su discurso fundamenta muy bien sus acciones; además es buen ver a Johnny Depp alejarse por fin de la exageración de Jack Sparrow.
Asimismo, encuentra un muy buen balance entre humor y acción; con un gran despliegue visual, que es aliviado con pequeñas intervenciones cómicas, principalmente del siempre divertido Jacob Kowalski y la nula capacidad social de Scamander. Esto hace que la película fluya bien durante una gran parte, aunque sí hay momentos donde la trama se alarga.
Animales Fantásticos 2: Los Crímenes de Grindelwald no es el bodrio que muchos señalan; pero tampoco es lo mejor del cine de fantasía de los últimos años. La película en cuestiones narrativas apenas si se salvan del caos total; a pesar de esto, Warner encontró la manera de hacer una obra divertida que puede agradar al público, y probablemente a varios fans que quieran ver más del mundo mágico; cosa que no pasará con los más exigentes y versados en dicho universo, que la encontrarán por demás innecesaria.
