Al concluir con esta operación, la doctora señala que podría durar otros 15 años o más, pero que ante cualquier síntoma adverso deberían acudir con el médico para detectar a tiempo si era necesaria una tercera cirugía, con la que se lograría que Jonathan tuviera una vida normal.
Los problemas surgieron nuevamente a los 22 años, cuando se presentó la primera señal de que algo andaba mal en su corazón, y 3 años después comenzó a fatigarse y ponerse morado, lo que se atribuyó a exceso de sangre y se le realizó una sangría.
Estas se fueron realizando cada vez con mayor frecuencia, mientras el cardiólogo de la Clínica 7 se concretaba a decir que todo estaba bien.
INICIA CALVARIO
Siempre buscó ayudar a las personas que estaban cerca de él.
El pasado 14 de febrero acudieron a la Clínica 7 para que le realizaran una sangría, pero le hicieron mal la punción para colocar el catéter, lo que ocasionó un edema en el brazo, que ya no lo podían extender, pero los médicos solo decían “no señora, no es nada, se le va a pasar” y lo dieron de alta.
Así estuvo algunas semanas, pero al no tolerar el dolor, señaló que lo convencieron para ir a consultar nuevamente, lo internaron a finales de marzo, pero regresó con los 2 brazos y las 2 piernas hinchadas, porque empezó a retener líquidos, debido a que su corazón comenzó a fallar y afectó otros órganos.
Ante esta situación el IMSS pidió unos estudios abdominales para ver como andaba del hígado y riñones, programando la cita para el 24 de mayo.
Debido al largo tiempo y ante la desesperación de ver a su hijo sufrir, realizaron los estudios de manera particular, en donde los médicos señalaron que era urgente que se hospitalizara porque tenía graves problemas en el hígado y riñones, además de que comenzó a filtrar agua a los pulmones.
El viernes pasado fue internado a pesar de que no estaban de acuerdo porque los fines de semana no hay especialistas en la Clínica 7, sin embargo ante la gravedad accedieron y se llevó a urgencias.
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SUMINISTRAN MEDICAMENTO
Tenía grandes planes para ayudar a la gente que más lo necesita.
El domingo en la mañana una internista, del cual desconocen su nombre, revisó el caso de Jonathan y de manera irresponsable recetó Metoprolol.
“Se le dijo sobre la enfermedad, los medicamentos que tomaba y mi hijo estaba hablando bien y le dice que sólo iba por la inflamación, y ella dice “mira, ya vi todos tus estudios y ahí aparece que estas mal, pero no estas mal, tu estas muy bien Jonathan, nada más que aquí el problema es el corazón, hay que atacar el problema, vamos a solucionarlo y ya después checamos lo demás”.
La doctora recetó la mitad de la pastilla de Metoprolol, pero Jonathan quien tenía conocimiento de medicamentos al ser subgerente de una farmacia, indicó que no lo podía tomar porque no tenía presión, a lo que la doctora indicó que no era precisamente para la presión, sino para nivelar sus pulsaciones cardiacas.
Al tomarlo, inmediatamente Jonathan se comenzó a hinchar del pecho a la cara, su madre se dio cuenta y le informa a la doctora, quien dice que solo son los párpados.
Los médicos han tratado de encubrir la mala decisión que se tomó al suministrar tal medicamento.
En ese momento Jonathan busca incorporarse y en un grito de desesperación señala “Mami, ya me llevó, ya me voy a morir mami, me duele mucho la cabeza”, a lo que la doctora que recetó el medicamento se apresura a decir que es un ataque de ansiedad.
El estado de salud del joven se fue en picada, ya no podía respirar, le pusieron oxígeno con un monitor, empezó a tener síntomas como edema en la cara, en manos y pies, uñas color azul, entumecimiento de manos, se disparó el nivel de azúcar, la frecuencia cardiaca pasaba de 220 a 30, síntomas que se presentan cuando se suministra el medicamento a una persona con el hígado dañado y enfermo del corazón.
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Comenta que fue hasta el lunes que lo subieron a piso, pero no lo vio la cardióloga, y fue el martes, justo antes de que pasaran la visita cuando Jonathan falleció.
“Ya el martes cuando vi a la doctora pasar por el pasillo le hable, “mi hijo, mi hijo, ya llegó la cardióloga, ahora sí, ya te van a curar, te van a quitar todo lo que te hicieron, vas a ver, échale ganas, despierta mi amor, despierta Jonathan, pero ya no abrió los ojos”.
Recordó como antes de internarlo, veía a su hijo sufrir y le pedía que fueran al seguro, a lo que él se concretaba a decir “voy a ir nada más para que me maten, yo no voy a entra en el seguro”.
La madre de Jonathan mencionó que desde el 2014 presentó los síntomas que demostraban que requería una nueva cirugía, sin embargo, los médicos se concretaron a decir que estaba bien, que no pasaba nada y no hicieron caso a las señales que le pudo dar la oportunidad de seguir con vida.
Ante esta situación, la familia contempla la posibilidad de interponer una demanda por negligencia médica ante el instituto y la doctora que suministro el medicamento que complicó la situación de su hijo.
