MADRID.
Nuevas simulaciones muestran que la búsqueda de vida en otros planetas podría ser más difícil de lo que se suponía anteriormente, debido a corrientes atmosféricas en sus zonas ecuatoriales.
Un estudio, publicado en
Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, indica qu
e estos patrones podrían ocultar los componentes atmosféricos de las observaciones telescópicas, con consecuencias directas para formular la estrategia óptima
para buscar vida (que produce oxígeno) como bacterias o plantas en exoplanetas.
Las
esperanzas actuales de detectar vida en planetas fuera de nuestro propio Sistema Solar descansan en el
examen de la atmósfera del planeta para identificar compuestos químicos que pueden ser producidos por seres vivos. El ozono, una variedad de oxígeno, es una molécula de este tipo y se considera uno de los posibles trazadores que pueden permitirnos detectar la
vida en otro planeta desde lejos.
En la
atmósfera de la Tierra, este compuesto forma la capa de ozono que nos protege de la dañina radiación UV del sol. En un planeta alienígena,
el ozono podría ser una pieza del rompecabezas que indique la presencia de bacterias o plantas productoras de oxígeno.
Pero ahora, investigadores dirigidos por Ludmila Carone del Instituto Max Planck de Astronomía en Alemania, han descubierto que estos trazadores podrían estar más ocultos de lo que pensábamos anteriormente.
Carone y su equipo consideran algunos de los exoplanetas más cercanos que tienen el potencial de ser similar a la Tierra:
Proxima b, que orbita alrededor de la estrella más cercana al Sol (Proxima Centauri), y el más prometedor de l
a familia TRAPPIST-1, TRAPPIST-1d.
Estos son ejemplos de planetas que orbitan alrededor de su estrella anfitriona en 25 días o menos, y como efecto secundario tienen un lado permanentemente frente a su estrella, y el otro lado permanentemente mirando hacia afuera. Modelando el flujo de aire dentro
de las atmósferas de estos planetas, Carone y sus colegas encontraron que esta división inusual día-noche puede tener un efecto marcado en la distribución de ozono a través de la atmósfera: al menos para estos planetas, el flujo de aire principal puede conducir desde los polos al ecuador, atrapando sistemáticamente el ozono en la región ecuatorial.
Carone dice: "La ausencia de trazas de ozono en futuras observaciones no significa que no haya oxígeno en absoluto. Se podría encontrar en diferentes lugares que en la Tierra, o podría estar muy bien escondido ".
Tales estructuras atmosféricas inesperadas también pueden tener consecuencias para la habitabilidad, dado que la mayor parte del planeta no estaría protegido contra la radiación ultravioleta (UV).