Blas Ramón Peña Castro, es el fundador de la asociación de pensionados y relata para LA VOZ MONCLOVA sus odiseas
SAN BUENAVENTURA, COAH.- Fue un nueve de enero de 1981 cuando un grupo de 27 personas en su mayoría extrabajadores de Altos Hornos de México se reunieron en lo que fuera la terraza del pueblo entones ubicada a un costado de la Presidencia Municipal para organizarse como asociación.
Tras deliberar cómo quedarían constituidos los presentes nombraron la mesa directiva quedando integrada por Blas Ramón Peña Castro, presidente; Pedro Campos Calderón, secretario y Juanita González de Rodríguez como tesorera.
En la misma reunión se propuso que los asociados aportaran 20 pesos mensuales de cuota que servirían para diversas actividades, entre ellas la elaboración de un estandarte alusivo a la lucha y unión de los agremiados.
Además se propuso que las juntas fueran el primer martes de cada mes y por último que el aniversario de la asociación se llevara a cabo el 7 de marzo.
En el evento el pensionado Cleofas Campos Alvarado dijo a los presentes que no se debe desaprovechar la oportunidad de trabajar por un sentido común, “dejemos un grato recuerdo a los hombres del mañana que también van a ser adultos, que vean que les dejamos trazado el camino, vamos a luchar tomando en cuenta que todo al principio es fatigoso y arduo, vamos pues a dominar todos los obstáculos que se presenten”.
A partir de esa fecha, la Asociación de Pensionados y Jubilados ha permanecido vigente, muchos son los dirigentes que han pasado lista y hecho de este organismo una institución fuerte con más de mil agremiados activos que son protegidos por los estatutos que desde aquel mes de febrero de 1981 se comenzaron a implementar como resultado de las ideas aportadas por todos.
Blas Ramón Peña Castro, quien fuera elegido primer presidente de la asamblea donde se decidió hacer una asociación, fue también el primer presidente de la misma, hoy, a sus 85 años de edad permanece en su casa ubicada en la calle Ocampo entre Puebla y Juárez , vive acompañado por su hija Irma Florelia y el enfermero de cabecera Roque Romo quien lo atiende y le ha dado la rehabilitación para que medianamente se valga por sí mismo y supere la enfermedad de Parkinson que le aqueja.
Su memoria le falla, pero atento a la plática que LA VOZ MONCLOVA tiene con su hija, de vez en cuando interviene y con entusiasmo dice que eran pocos los que comenzaron y que fue difícil ya que los viajes a la Ciudad de México tenían qué hacerse para que la asociación fuera reconocida.
Es su hija Irma Florelia quien le ayuda a hacer remembranza de los hechos transcurridos para consolidar la asociación una vez que dejó de trabajar en Altos Hornos de México donde se desempeñó en el departamento de Grúas Eléctricas por espacio de 35 años.
Trabajo que dejó por problemas en la columna que le impidió continuar con sus labores por lo que se retiró dedicándose a manejar un taxi hasta que las fuerzas se lo permitieron.
Fue en el 2015 cuando enfermó severamente y cayó en cama, siendo atendido por sus hijos y un enfermero de cabecera, Roque Romo quien con la rehabilitación y medicamentos logró que Blas Ramón se pusiera de pie y volviera a caminar después del infarto que le dio.
“Mi padre tiene recuerdos maravillosos de esa experiencia, de luchar para que los pensionados tuvieran un espacio dónde concentrarse de gestionar para su beneficio ya que ellos le dan mucha importancia a los logros que obtienen en el ocaso de su vida”, expresó.
Sentado en la sala de su casa, quien fuera el primer presidente de los pensionados con tan solo 27 socios, hoy guarda en su mente lo vivido, su enfermedad le impide hablar, recordar y expresarse, pero es una institución para las generaciones posteriores que ven en él a la persona que junto con sus compañeros tuvieron la visión de formar el organismo que les da la prestación y el respeto que ante la sociedad con justicia se merecen.
