“El amor es el amor y puede trascender más allá de la vida cuando la persona que te ama no se va y deja mil señales para que veas lo mucho que se preocupa por permanecer contigo, esto se convierte en eterno y va más allá de la vida y la muerte”.
19 años juntos y dos hijos en común fue lo que Selene Rivas y Roberto Navarro vivieron durante su vida terrenal, todo era amor, complicidad y fe, sin embargo esta historia fue interrumpida cuando el pasado mes de enero Roberto enfermó de covid, falleciendo días después, sin embargo Selene aun con todo el amor que sentía por su esposo, lo entregó a dios, segura de que la vida eterna existe y que algún día ellos se van a reencontrar.
“Roberto siempre fue mi amigo, mi cómplice y mi compañero de vida, cuando eres feliz no te das cuenta lo rápido que pasa el tiempo, cumplimos el año pasado 19 años de casados y este año pensábamos renovar votos, sin embargo el covid se llevó físicamente a mi esposo, pero sé que espiritualmente sigue conmigo”.
Selene de forma valiente relata cómo fue su vida junto a Roberto, un profesor del que desde el primer momento en que lo vio supo que sería el amor de su vida.
“Yo conocí a Roberto en un curso al que fuimos los dos, de forma inmediata hubo química, el me vio y le pidió a una compañera que nos presentara, un casete de José José fue el pretexto perfecto para hablarnos y aunque poco tiempo después él me dijo que era divorciado y que tenía tres hijos, al principio dudé de seguir, pero mi madre me aconsejó que si lo quería, le diera una oportunidad, siempre vi a sus hijos como parte de nuestra familia, luego tuvimos los propios y él se preocupaba porque todo tuvieran lo que necesitaban, sobre todo amor, el destino nos tenía preparados una vida juntos y la muerte no nos separó pues seguirá conmigo hasta el fin de mis días”.
El no se va de aquí, muchas son las pruebas que me dicen que sigue con nosotros, Roberto es el amor de mi vida y sé que nuestro amor será eterno, porque me ha mandado muchas señales de que está a mi lado, yo siempre he visto al cielo y lo encuentro encantador y hoy tengo mejores motivos para voltear hacia arriba pues sé que él está ahí viéndonos y cuidándonos, dijo Selene, quien asegura que un día se encontrará ahí en el cielo, con Roberto.
De su vida en familia, Selene asegura que su esposo tenía tiempo que le gustaba reunir a sus familiares, acudir a misa y realizar rosarios para pedir a dios por el bienestar de todos, lo cual ella ve como una preparación previa a su pérdida, pues asegura que de no conocer a dios de cerca, ella no hubiera podido recuperarse.
Mi esposo siempre fue fiel a la palabra de dios, cuando él tuvo que ser internado en el hospital, llamo a mis hijos y les dijo que siguieran su sueño, que él estaría orgulloso de ellos y que volvería para vivirlos juntos, por eso dice estar segura de que Don Roberto, su amor como ella le llama, sigue a su lado y de eso ha dado muchas muestras desde el día de su partida.
“El día que Roberto falleció, nosotros llevamos su cuerpo a la ciudad de Parras Coahuila de donde él era originario, lo sepultamos y nos fuimos a comer, de repente un músico llegó a tocar y me dice voy a tocar una canción para una esposa y comienza a cantar “Gema”, sé que mi esposo lo mandó porque al terminar la canción el músico dijo que tomara la mano de Dios y nunca estaría sola, esto sin saber de su fallecimiento”.
Selene relata que desde que el profesor Roberto falleció ha vivido muchas señales que le muestran que él sigue con ella, sueños, mensajes e incluso una cruz que le fue regalada al momento de que él partió le indican a palabras de ella, que él solo se fue a construir su casa, a la cual ella espera llegar en muchos años más, pues sabe que en la tierra tiene que vivir muchas experiencias al lado de sus hijos Shalom y Tadeo, para regresar un día a tomar de la mano a su amor eterno.
“Un enfermero me dijo que cuando Roberto iba a ser intubado le dijo que había soñado con nosotros, que nos volvería a ver y que regresaría a casa, hoy sé que la casa de que él habla es que se adelantó a construir en el cielo, esa será nuestra morada cuando sea el momento, por ahora seré fuerte, saldré delante de la mano de mis hijos y de él, porque estoy segura que desde donde está nos cuidad, nos vigila y nos guía, su corazón nacido en parras, sigue con nosotros, su negocio seguirá funcionando y su enseñanza la llevaremos siempre, por eso le digo, adiós mi vida, adiós mi amor, te veo en el cielo un día, nuestro amor será eterno”.