Con el rostro sereno y la fe intacta, Luis Jaime Maceira Maceira volvió a interpretar a Jesús en el tradicional Viacrucis de Frontera, demostrando que ni el paso del tiempo ni el peso de la cruz pueden más que una convicción profunda.
A sus 60 años, Maceira realizó por cuarta ocasión el recorrido que representa la Pasión de Cristo, desde su sentencia hasta la resurrección.
En punto de las 9:00 de la mañana, las calles de la colonia Borja comenzaron a llenarse de vida y devoción. Afuera de la parroquia Santuario de Guadalupe, se congregaron los personajes que darían forma a este pasaje bíblico: apóstoles, guardias romanos y Poncio Pilato, quien dictó la condena de Jesús y marcó el inicio del camino hacia el Calvario.
Las 15 estaciones del Viacrucis se representaron una a una, comenzando con Jesús cargando la cruz ante la mirada de decenas de fieles que se dieron cita para conmemorar el Viernes Santo.
En la tercera estación, Jesús cae por primera vez bajo el peso del madero, pero Maceira, firme en su papel, continuó sin vacilar. "Es un llamado divino", expresó días antes, convencido de que su participación va más allá de una actuación.
La emoción creció cuando, en la cuarta estación, Jesús se encontró con su madre, la Virgen María. En la quinta, el Cirineo le ayudó a cargar la cruz, y más adelante, Verónica enjugó su rostro. En cada paso, la comunidad se unió en oración y reflexión, acompañando a Jesús en su caminar.
El trayecto continuó por las empinadas calles de la colonia, hasta llegar a lo alto, cerca de la iglesia Cristo Rey. Ahí, en una de las escenas más conmovedoras, Jesús fue despojado de sus vestiduras y posteriormente crucificado.
Entre las palabras que marcaron esta representación estuvieron aquellas que, según los Evangelios, Jesús pronunció antes de morir: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".
Finalmente, el cuerpo de Jesús fue depositado en los brazos de su madre y llevado al sepulcro, concluyendo así el Viacrucis con la promesa de la resurrección que se celebra el Domingo de Pascua.
Para los fronterenses, esta representación no solo reafirma su fe, sino que también reconoce la entrega de quienes, como Luis Jaime Maceira, dedican cuerpo y espíritu a mantener viva una de las tradiciones más significativas de la Semana Santa.
