ALLENDE, COAH. – La llamada Gran Cabalgata de Allende, concebida originalmente como una celebración ecuestre y familiar, ha perdido su esencia con el paso de los años. Lo que en su momento fue símbolo de convivencia y tradición, hoy está marcado por riñas, pleitos, lesionados, caídas y diversos incidentes provocados por el desorden generalizado.
De acuerdo con asistentes frecuentes, el ambiente de fiesta ha quedado atrás. En su lugar, predominan grupos de personas en estado de ebriedad, trailas repletas y un descontrol que se apodera de las calles. Lo que antes era un punto de encuentro para familias y amantes de la tradición, se ha convertido en un motivo de preocupación.
De cara al próximo arranque de la cabalgata, muchos habitantes esperan que este año la historia sea diferente. Sin embargo, la incertidumbre prevalece. El temor de que una discusión escale rápidamente a hechos violentos ha mermado el atractivo de uno de los eventos más esperados en la región.