En medio de la oscuridad y el rugido del agua, Raúl Muñoz, ingeniero originario de Monclova, Coahuila, tomó una decisión que cambiaría el destino de cientos de personas. Eran las 5:00 de la mañana del viernes, en Poza Rica, Veracruz, cuando el río Cazones comenzó a desbordarse con una fuerza incontrolable.
Muñoz, que se encontraba dentro del complejo de Pemex, notó que el nivel del agua subía con rapidez. Sin esperar órdenes ni medir consecuencias, rompió los candados y activó las alarmas de emergencia, despertando a trabajadores y vecinos que dormían ajenos al peligro.
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Esa reacción inmediata permitió que decenas de familias evacuaran antes de que el agua arrasara con viviendas, vehículos y todo a su paso. Quienes estuvieron ahí aseguran que, de no ser por su aviso, la historia habría sido muy distinta.
La emergencia dejó un panorama devastador: 15 personas fallecidas en Poza Rica y 47 en todo el país. En el municipio de Álamo, más de 5 mil casas sufrieron daños, mientras que las lluvias continuas provocaron deslaves y afectaciones graves en comunidades como Costa Esmeralda y San Rafael.
Entre la destrucción, el nombre de Raúl Muñoz comenzó a circular en redes y medios locales, no como empleado, sino como hombre que eligió actuar cuando todos dudaban.
El orgullo de un hijo
Horas después, su hijo, Raúl Muñoz Gil, compartió en Facebook la historia de su padre. No imaginó que su publicación se volvería viral. Cientos de usuarios celebraron el gesto heroico con mensajes de gratitud y reconocimiento.
"Honor a quien honor merece."
"Muchas felicidades al viejón, esperemos le den una medalla."
Los comentarios reflejaban la emoción de un país que, en medio de la tragedia, necesitaba un rostro humano para creer en la bondad y el coraje.
Hoy, mientras Veracruz intenta reconstruirse, la imagen de Raúl —un ingeniero monclovense que no pensó, solo actuó— se mantiene como recordatorio de que el verdadero heroísmo no se planea, se siente.
Su nombre quedará grabado como símbolo de coraje y humanidad.