Con tan solo 7 años de edad Juan Camilo Montenegro ha viajado desde Venezuela a México, quiere llegar a Estados Unidos, un lugar que según sus padres es muy bonito, atravesó la gran selva donde se encontró con un tigre, estuvo a punto de caer por un barranco, se ha extraviado muchas veces, ha visto niños hambrientos y a muchas personas morir.
Juan Camilo es un niño muy valiente, su rostro refleja una tremenda tristeza, miedo y cansancio pero esos hermosos ojos claros hacen contraste, sus ojos irradian una luz de esperanza.
Es el hijo mayor del matrimonio de Juan Carlos Montenegro y Genesi Alzate, tiene una hermanita de un año y tres meses de edad que se llama Ivana Camila, toda la familia salió de Venezuela desde el 26 de abril, han pasado más de 50 días y ya están muy cerca de llegar a la Frontera de Estados Unidos.
Al contar su historia, pareciera como si un niño de primaria leyera un cuenta titulado “Las aventuras del niño migrante”, pero en realidad ha pasado por sucesos que sin duda lo han marcado de por vida.
Entre el miedo, el cansancio y el hambre ha realizado el peligroso viaje en el que ha visto traficantes de personas, asaltantes, rostros tristes, la corrupción de México, niños y adultos derramar lágrimas de cansancio, de dolor, ha dormido con personas que a la mañana siguiente amanecen muertos y así, entre toda esa terrible escena se mantiene la ilusión de cumplir el sueño americano, conocer a su primo y jugar con él.
El Gobierno Federal otorgó permiso a los migrantes para circular en México pero tienen que avanzar por sus propios medios, no les brindan el servicio de autobús y aunque los mexicanos tienen la intención de darles un aventón, no lo hacen por temor a ser acusados de trata de blancas, incluso el tren apresuró su paso por los cruceros para impedir que los migrantes se trepen, tienen que llegar caminando, una estrategia para que no se sature la Frontera.
Los niños son los más afectados, caminan por la orilla de la carretera cuando el termómetro supera los 40 grados centígrados, están descompensados, cansados, con hambre y con ampollas en los pies, su inocencia no les permite comprender lo que pasa, lo único que saben es que en su país el sueldo de sus padres no alcanza ni siquiera para comer.
La familia de Juan Camilo llevaba cinco días caminando desde Monterrey a Estación Hermanas, una comunidad situada en el municipio de Escobedo Coahuila, donde dieron testimonio de este recorrido.
También lee: Captan al limpiaparabrisas más musculoso del mundo en Coahuila
Camilo dijo estar cansado porque ha caminado como 15 días, pero en realidad han sido más, sus padres le contaron que Estados Unidos es un lugar muy bonito, que las playas de allá son lindas, ya quiere llegar.
“En la selva vi un tigre, pasamos ríos con mucha corriente, se murieron personas, como 10, también pasando la selva se desmayaban, pasan hambre, los niños piden comida en cada carpa, este… algunos niños se mueren, señoras embarazadas también y ya”, comentó Juan Camilo.
Contó que el segundo día de estar en la Selva, casi se caía por un barranco pero logró sujetarse de una rama y un guía le dijo que se sentara para esperar a su papá, había un tramo de más de 5 metros por el que solo una persona podía pasar y demoraba 15 minutos.
Camilo se quedó con un grupo de personas que lo cuidaban pero entonces se perdió, luego encontró a sus padres, los volvió a perder y volvió a encontrarlos, sin duda Juan Camilo es un niño muy valiente.
“Déjenos pasar para que las personas logren su meta y puedan estar en Estados Unidos, lo único que queremos es una mejor vida, yo cuando llegué allá jugaré con mi primo, voy a estudiar, jugar en los recreos, conocer amigos, nada más”, fue el mensaje del pequeño Camilo para la autoridad.
Muchos migrantes se han topado con gente de buen corazón que les lleva alimentos, agua, les ofrece un lugar para descasar, no ha sido fácil, es un desafío con la muerte por encontrar una mejor vida.