Después de una década de construir un hogar con su difunta pareja, don Juan González Silva, un hombre de 75 años se encuentra sin un techo, sin un futuro claro y con el corazón destrozado.
Hace alrededor de tres meses, Juan perdió a la mujer que amaba y al mismo tiempo su hogar que construyó con tanto sacrificio. Las hermanas de su pareja, en un acto de crueldad y abuso, le arrebataron la vivienda ubicada en la colonia Obrera Sur.
Desde entonces, ha tenido que alquilar un pequeño cuarto en la zona hotelera de la Zona Centro, pero hoy, su último día de estancia ha llegado. Sin dinero, sin un lugar a dónde ir y sin saber qué comerá mañana.
El día que intentó regresar al domicilio, se encontró con las puertas selladas con cadenas y candados, como si fuera un extraño en su propio hogar.
Su dolor se ha intensificado al no saber nada de sus fieles perros, quienes probablemente fueron abandonados a su suerte o peor aún, dejados a morir.
A pesar de que las escrituras de la casa están legalmente a su nombre, la injusticia ha sido más rápida que la ley pues también ha sido víctima de robo, sus tarjetas, incluida la de la pensión del Bienestar han desaparecido de su cartera, dejándolo sin recursos para sobrevivir.