La madrugada de este viernes 11 de febrero, falleció nuestro compañero Fotoperiodista Francisco “Paco” Martínez García, quién por más de 38 años, (la gran mayoría dentro de las filas de Periódico La Voz), captó con su cámara los hechos que hoy son historia.
Considerado hoy en día como el ‘líder’, ‘gurú’ y formador de la mayoría de los fotógrafos “de a deberás” en la región, ‘Paco’ Martínez, fue ‘genio y figura’, con un talento adelantado a su tiempo.
Como todo genio, su carácter siempre fue explosivo, producto de la pasión de un profesionista que anteponía su propia vida, con tal de captar el momento justo en el que los hechos se vuelven noticia.
“La imagen hecha palabra”, pero yo diría, “la noticia convertida en arte”, así pudiéramos relatar, su paso por los medios de comunicación.
Sus inicios estuvieron en periódicos como Vanguardia, La Opinión, posteriormente La Voz, donde mantuvo una estrecha relación con el Ingeniero Salvador Kamar, a quién con toda razón, consideró su amigo.
Defensor de su propia justicia como ley, salía diariamente a su encuentro con la noticia, hizo muchas mancuernas profesionales a lo largo de su vida, pero vivió sus años de esplendor en solitario, era común que valiéndose de sus propios medios se subía a una avioneta para fotografiar una inundación, o recorría cientos de kilómetros a bordo de un autobús, para documentar las tragedias de un terremoto que devastaba la Ciudad de México.
“Me fui sin permiso, pero aquí están las fotos”, era la frase con la que Paco Martínez lidiaba con sus jefes, y redimía cualquier posible regaño por su abrupta desaparición por días de la sala de redacción, era la época dorada del periodismo impreso.
A lo largo de 38 años de Fotoperiodista, título que nunca perdió pues aún desde el retiro, jamás se despegó de su cámara, obtuvo cientos de anécdotas que relataba de forma espectacular en cualquier tarde de café o viaje por carretera.
Siempre celoso de su deber, entre sus experiencias relataba la cobertura del trágico accidente ocurrido en el puente de Hermanas, donde murieron 42 personas, evento al que acudió fuera de su horario de trabajo, robándose como siempre la primera plana del periódico.
“Me fui en mi coche, me dejó tirado y me tuve que ir de raid. La Opinión (hoy La Voz) sacó un especial por la tarde con mi material, fue una gran satisfacción, pero me impresionó mucho tanta muerte. En el momento de tomar las fotos, la adrenalina me impedía impresionarme, pero después cuando veo las fotos publicadas me impacté mucho”, comentaba en entrevista a quien fue su última mancuerna laboral, Adriana Cruz.
Relataba con emoción la cobertura del sismo de 1985 en la Ciudad de México, a donde se fue en autobús y logró captar imágenes devastadoras de la peor tragedia que ha sacudido al país.
Y así trascurrió su historia profesional, dando cobertura a accidentes carreteros, sismos, inundaciones, huracanes, tragedias mineras, explosiones, incendios, pero también a los hechos históricos que marcaron a nuestra sociedad.
“Son cosas que te impresionan mucho. Es ahí donde te das cuenta del valor que tiene el periodismo, de orientar y de informar, sobre todo a través de imágenes, porque la fotografía es un lenguaje universal, ahí no hay falla, ahí está plasmado todo y puedes interpretarlo como tú quieras, para bien o para mal”, citó.
Fue en las elecciones del año de 1988, todos los reporteros contaban con un gafete de acceso para una rueda de prensa, aquel día habían arribado elementos del Ejército Mexicano quienes custodiaban la papelería oficial.
“Cuando íbamos entrando para la rueda de prensa, yo fui el último en cruzar, de repente sentí un fuerte golpe en la espalda y era un militar que me había golpeado con su rifle, yo volteo enojado y le pregunto por qué me golpeaste, a lo que me apunta con el arma y se queda callado, yo empiezo a gritar por lo enojado que andaba y le digo que dispare”.
“En ese momento los militares intervinieron, llegó el comandante en jefe de ellos y se llevó al militar, y me pidió que no sacara la nota, pero me fui muy molesto, llegué a mi periódico y reporté lo que había pasado y publicamos la información al día siguiente en primera plana “MILITAR AGREDE A REPORTERO, VIOLANDO LA LIBERTAD DE PRENSA”.
Recordó también alguna vez que fue enviado a la cobertura de un suicidio en el Ejido Palo Blanco en Castaños. Acudió a la funeraria a tomar la fotografía del féretro de la víctima y del rifle con el que se mató que estaba en la comandancia.
“Había un nuevo comandante con el que había tenido un roce, me pasó a su privado y me enseña el rifle, me apunta y le digo que no me apunte, en eso se ríe y me dijo que era un cobarde ya que el rifle estaba descargado. En eso con la mano le quito la punta del rifle de mi cara y el arma se disparó. Me dio mucho coraje y lo agarré a golpes, después lo cesaron, fue la nota de ocho columnas”.
Su arte, no se limitaba al periodismo, encabezando decenas de exposiciones fotográficas en los diferentes recintos artísticos del Estado. Contaba un celoso acervo fotográfico de imágenes que daban cuenta de su talento, capacidad y pasión.
Fue fotógrafo de blanco y negro, del rollo y revelado, de los de antes, de los de a deberás, de los que difícilmente se repetirán.
Genio y Figura, así fue el gran “Paco” Martínez.