Los padres de San Juanita Prado Facundo pidieron a la autoridad que se castigue con todo el peso de la ley al asesino de su hija, aseguran que todo este tiempo estuvo escondido en la sierra y con su detención la tranquilidad regresó a su hogar.
Fueron cinco meses los que José de Jesús N vivió como el ermitaño, escondido en una sierra, sobreviviendo al cambio climatológico, para no ser detenido, para no estar en prisión tras haber herido con un arma a quien era su esposa, San Juanita Prado.
Fue el 12 de octubre del 2021 cuando en medio de una discusión, José le disparó a Juanita por la espalda, la bala afectó su riñón que tuvo que se extirpado, además hubo daño en el diafragma y un pulmón, estuvo varios días hospitalizada, luchando por su vida, pero finalmente hemorragias abdominales le dieron muerte cerebral y minutos más tarde la muerte total.
Ella apenas tenía 24 años de edad y no era la primera vez que su esposo la agredía, fueron por menos cuatro ocasiones las que los padres de San Juanita tuvieron conocimiento de estas agresiones, pero ella siempre regresaba con él, pues la tenía amenazada con matar a sus abuelos si lo dejaba.
Desde que ella murió, todo cambió en la familia Prado de los Santos, José Martín Prado Galván y María Belén Facundo de los Santos, padres de San Juanita, se quedaron con sus nietos de entonces 4 y 7 años de edad, quienes constantemente recordaban a su padre como “El viejo malo” y a su madre la recuerdan en el cielo, con Dios.
José Martín Prado hubiera querido tener al asesino de su hija enfrente, no le diría nada, pero actuaría de otra manera, fue imposible pues lo metieron muy rápido, María Belén en cambió tuvo la oportunidad de gritarle todo lo que le tenía que gritar y ganas de darle unos manotazos no le faltaron, pero tampoco fue posible.
Tenían miedo porque lo habían visto en el Ejido Palo Blanco, les llegó la noticia desde el pasado domingo, luego otra vez les dijeron la mañana del martes, pero el mismo día durante la tarde lo encontraron gracias a Saúl, el asistente del abogado que los asesora.
José de Jesús N iba saliendo de una tienda, llevaba pan y galletas, dejó la bolsa tirada en donde lo detuvieron, se cree que alguien lo estaba ayudado para que haya traído dinero y comprar cosas.
Tras localizarlo, Saúl y la madre de San Juanita, avisaron a las autoridades, pero pensaron que era mentira, hasta que llegaron al lugar.
“Yo le quise meter unos manotazos, le grité lo que le tenía que gritar, pero de volada lo agarraron, él no lloraba no mostraba arrepentimiento, está igual pero bajó de peso, él era blanco y ahora está prieto”, comentó la madre de la víctima.
“No me dieron chance de platicar con él, no quería platicar quería hacer otras cosas pero lo subieron al carro”, señaló el padre de San Juanita, quien visiblemente estaba consternado y lleno de impotencia.
Los hijos de San Juanita, son una niña y un niño, están bien, la semana pasada entraron a la escuela a clases presenciales por eso temían que su padre se acercara, ahora que lo detuvieron la tranquilidad regresará a la familia y a los pequeños.
Hoy solo queda recordar a San Juanita como era, una mujer chaparrita, morena, buena gente y entregada a sus hijos a quienes les quería dar una mejor vida, hoy solo queda pedir que la justicia se encargue del responsable de su muerte.