El tiempo, ese juez implacable, terminó por darle la razón.
Hace casi cuatro años, Susana Zabaleta fue blanco de críticas por decir en voz alta lo que muchos apenas se atrevían a murmurar: "Que Alonso Ancira vaya y chingue a su madre". Hoy, con Altos Hornos de México colapsada, miles de empleos perdidos y la economía de la región en ruinas, su sentencia suena menos a insulto y más a un triste presagio.
La actriz y cantante monclovense volvió a su tierra natal, esta vez para cumplir con el pago del predial en el municipio de Frontera. A la salida, fue abordada por los medios. La pregunta era inevitable: ¿qué opina hoy de Alonso Ancira Elizondo? Su respuesta no titubeó ni buscó diplomacia:
—"Se los dije... es un hijo de su reverenda madre", soltó sin filtros.
La frase evoca inevitablemente aquel 28 de diciembre de 2001, cuando desde la conferencia de prensa en el Teatro de la Ciudad, Zabaleta pronunció por primera vez su opinión sobre el empresario que entonces era considerado el gran mecenas del acero nacional. Las reacciones fueron inmediatas. El Sindicato Democrático, alineado con la dirigencia de la acerera, orquestó una protesta afuera del negocio familiar de la cantante. El juicio social fue severo. A Zabaleta la quisieron linchar, al menos en lo mediático.
Pero el tiempo, como ella misma lo dice, "tristemente" le dio la razón.
"Yo ya lo había oído, por eso dije eso... pero en ese momento me dio mucha tristeza porque todo mundo me dijo cosas horribles", recordó.
Con el tono firme de quien no solo habla desde el enojo sino también desde el amor a su tierra, la artista lamentó el colapso de AHMSA y el daño que dejó a su paso: empleados con décadas de servicio sin finiquito, proveedores impagos, familias enteras atrapadas en la incertidumbre.
"El responsable es él. Él se fue a vivir a San Antonio, y acá dejó un desastre", dijo, refiriéndose a Ancira, quien enfrenta procesos legales pero permanece alejado del escenario que ayudó a descomponer.
Lejos de quedarse en la crítica, Zabaleta anunció que está enfocada en ayudar. Desde su proyecto "La Joya", ubicado en Monclova, trabaja en alternativas económicas y sociales que buscan ofrecer opciones reales a quienes hoy enfrentan un panorama laboral incierto.
"Ahora que AHMSA no está, hay que sacar lo bueno de lo malo. Mucha gente se quedó sin trabajo... y esa gente también ha sido mi gente. Ingenieros maravillosos, empleados valiosos que ahora están trabajando conmigo en diferentes partes", explicó.
Entre los planes que impulsa están espacios de renta a bajo costo para jóvenes emprendedores, con especial énfasis en negocios de comida, belleza y comercio local. "Hay muchas personas que quieren poner un salón, vender tamales, cosas que sabemos hacer muy bien, pero que sin apoyo se quedan en pausa. Queremos ayudar a que eso se mueva", añadió.
Zabaleta no disimula la tristeza por lo que Monclova ha perdido. Pero tampoco disfraza la determinación con la que planea devolverle algo a su ciudad.
"Vamos a hacer muchas cosas. Estamos trabajando todos para que la gente pueda seguir adelante", afirmó con energía.
La actriz, que en su momento fue señalada por decir lo que nadie quería oír, hoy camina por su tierra con la frente en alto. No para decir "se los dije" con arrogancia, sino para convertir esa frase en un punto de partida. Porque más allá del agravio, lo suyo es una declaración de amor a Monclova: una ciudad rota, sí, pero también capaz de reinventarse.