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Coahuila

Una vida llena de lujos

De carácter en ocasiones violento, sabía cómo manejar a sus detractores a quienes veía de frente y así de repente los retaba, era tanto el poder que tenía que nadie respondía.

Ezequiel Aguilera
Por Ezequiel Aguilera - 12 enero, 2024 - 09:42 p.m.
Una vida llena de lujos

“Quien ese chaparrito gordito tan simpático” esa pregunta cambió la vida de Ruperto Montano Alfaro, quien preguntó fue el licenciado Alonso Ancira Elizondo y de ser comisionado de seguridad brincó a la Secretaría General de la Sección 147 en el periodo del año 1994 a 1998.

El Peto se transformó en una figura que envidiaba la mayoría de los trabajadores de la planta Uno de Altos Hornos de México. De carácter en ocasiones violento, sabía cómo manejar a sus detractores a quienes veía de frente y así de repente los retaba, era tanto el poder que tenía que nadie respondía.

Poco a poco creció la amistad con el dueño de AHMSA, incluso juntos viajaban al extranjero fueron incontables los viajes al otro mundo como decía al platicar esos recorridos por Europa.

Supo aprovechar el convenio Holmex para en repetidas ocasiones visitar Holanda fueron innumerables los viajes a grado que llegó a comentar “ya me aburrí de ir a ese país” entonces apostaba que en un par de meses estaría en Paris, país que estaba emocionado por visitar.

Y si, a los pocos meses voló aquel país, fue antes de la muerte de la Princesa Diana de Gales, cuando ocurrió el accidente empezaba a narrar “ conocí el puente donde se estrelló la princesa y comentaba paso a paso todos los pormenores de esa avenida “ nombre bato es otro rollo” finalizaba esa charla.

La vida del Peto siguió adelante, hasta 1988 cuando la suerte cambió su estilo de vida, fue año electoral, renovar la Secretaría General y para ello tenía su gallo Valentín Plata, fue su candidato a Secretario General, pensó que la tenía de gane pero se equivocó perdió la elección, el triunfador Ricardo Rodríguez Rocha.

Y comentaba “plata la regó por eso se perdió; por su parte el derrotado candidato denunció que se endeudó con la empresa, resulta que el Peto le consiguió un préstamo de varios ceros y financiar su campaña, ante ello optó por renunciar y se internó a la Unión Americana para sobrevivir

Como parte de las deudas a saldar, se ordenó una auditoría a las arcas de la tesorería sindical encontrando un desfalco cercano a los dos millones de pesos, enfrentó demandas y por más que intentó salir del apuro, lo que consiguió fue pisar la cárcel por cerca de cinco años.

Junto con el Peto, también cayeron en prisión a los que llegaron a calificar la banda del peto y su pandilla, el ex tesorero, el presidente del Consejo Local de Vigilancia y Justicia, Heriberto Rojas, el Pichi   Basilio Rodríguez, que acompañaron al Peto en prisión.

Luego de cumplir su sentencia, el Peto y sus ex colaboradores se dedicaron a la vida familiar, pero de manera inesperada una mañana el Peto ingresó a la siderúrgica Uno se reintegraba como obrero, pero la presión sindical fue mucha que obligó a la empresa a notificar su baja.

Por ser gente de confianza del dueño de la empresa, tuvo una oportunidad de trabajo, por instrucciones del alto mando, le asignaron contrato para reparar los contenedores que se encontraban en mal estado tanto en Monclova como en Frontera.

Los primeros meses cumplió pero de repente llegó información de que desaparecía la chatarra  de los contenedores, lo que obligó a retirarle el contrato y de nueva cuenta se quedó sin trabajo.

A modo de burla los trabajadores de aquel entonces cuando conocieron que le cortaron los contratos comentaban “El Peto, genio y figura hasta la sepultura, otros decían las malas mañanas no se curan si no es gripa, y una serie comentarios alrededor del despido del ex secretario general a quien le cancelaron el contrato de reparar contenedores.

Otra anécdota es su costumbre de hacer  acto de presencia la noche del once de diciembre en la explanada de Altos Hornos de México, aprovechaba para saludar de mano a quien llamaba su compadre el licenciado Alonso Ancira, el Peto siempre se hacía acompañar a ese evento de la Julia, quien también ya falleció.

A pesar de las condiciones en que se encontraba ya sin la confianza del “compadre y jefe Ancira, se acercaba para saludarlo, la última ocasión que estuvo presente fue el once de diciembre del 2019, al año siguiente se declaró la pandemia y se suspendió la famosa peregrinación.

Ya sin esperanza de reconciliarse con Ancira, el Peto se dedicó a vender los pocos bienes que tenia, entre otros la famosa finca el Peto, quizá la única lujosa en aquellos años.

Para “ocuparse” en algo contaba que viajaba de manera frecuente a Monterrey, ciudad que en cierta forma hizo su residencia, fue vigilante de una escuela en donde la mañana de ayer viernes falleció a los 76 años de edad.

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