A más de una década del mediático y controvertido caso de la niña Paulette Gebara Farah, su madre, Lizette Farah, ha iniciado un proceso legal contra la plataforma de streaming Netflix. La demanda surge a raíz de la producción "Historia de un crimen: La búsqueda", la cual, según la defensa de Farah, ha tenido repercusiones devastadoras en su vida personal, profesional y psicológica.
De acuerdo con las declaraciones de su abogado, José Manzo, la serie no solo revive la tragedia ocurrida en 2010, sino que incurre en una revictimización de su clienta al retratarla bajo una narrativa que insinúa su culpabilidad o sospecha en la muerte de su hija. Este enfoque ha desencadenado una nueva ola de hostigamiento y rechazo social que Lizette Farah asegura padecer de manera constante.
Pilares de la demanda: Propiedad Intelectual y Daño Moral
El equipo legal de Farah sigue dos vías principales en este litigio:
Propiedad Intelectual: Denuncian el uso indebido de la imagen de Lizette Farah sin su consentimiento para fines comerciales.
Daño Moral: Reclaman una reparación económica por las afectaciones a su honra y reputación. Según el abogado Manzo, la ley permite reclamar hasta el 40% de las ganancias generadas por la serie como compensación por el daño causado.
Vivir bajo "paranoia" y miedo a la agresión
El impacto descrito por la defensa va más allá de lo económico. El abogado detalló que Lizette vive actualmente en un estado de paranoia y aislamiento:
Hostigamiento social: Reportan incidentes desagradables en lugares públicos, como meseros escupiendo a su café tras reconocerla.
Miedo a la integridad física: Existe un temor real de que algún espectador de la serie intente actuar como "vengador anónimo" basándose en la interpretación de los hechos presentada en la pantalla.
Afectación profesional: La demanda sostiene que a raíz de la serie se han cancelado proyectos y negocios, cerrándole puertas laborales debido al estigma renovado.
"Ya no es su vida normal. Ya no sale a la calle... el daño es a todo su entorno, incluida su otra hija", declaró Manzo para medios nacionales. El caso pone nuevamente sobre la mesa el debate sobre los límites de las producciones de true crime y el derecho a la propia imagen frente a la libertad de expresión de las plataformas de entretenimiento.