WASHINGTON / CARACAS — Estados Unidos anunció que está dispuesto a utilizar todos los elementos de su poder para frenar el narcotráfico proveniente de Venezuela, movilizando significativos recursos militares en una nueva fase de confrontación regional.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, enfatizó que el régimen de Nicolás Maduro "no es un gobierno legítimo, sino un cártel del narcotráfico" y llamó a "llevar a los responsables ante la justicia", durante una conferencia de prensa en la que defendió el despliegue militar en el mar Caribe como una medida contra los flujos de drogas hacia EE.UU.
Como parte del operativo, se han enviado a la zona tres destructores equipados con misiles —USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson— junto con 4,000 efectivos militares, aviones de inteligencia P-8 y submarinos de ataque. La misión se mantendrá durante varios meses para asegurar rutas marítimas críticas.
La administración Trump refuerza su estrategia declarando a varios cárteles, incluidos el Cartel de los Soles y el Tren de Aragua, como organizaciones terroristas extranjeras. Además, duplicó la recompensa por la captura de Maduro a 50 millones de dólares.
En respuesta, el presidente Maduro activó un plan especial de seguridad nacional, movilizando a 4.5 millones de milicianos de la Milicia Nacional Bolivariana, así como restringiendo el uso de drones en el espacio aéreo de Venezuela.
Escalada militar evidente: El despliegue naval y aéreo marca un claro giro hacia la militarización del combate al narcotráfico, con enfoque antiterrorista.
Tensión diplomática crece: La acusación directa al gobierno de Maduro pone en riesgo la estabilidad de la diplomacia regional.
Milicias movilizadas muestran reacción interna: La respuesta de Caracas busca reforzar la narrativa de defensa soberana frente a "agresiones imperialistas".