En apenas tres semanas desde el inicio de su segundo mandato, el presidente Donald Trump ha puesto en marcha una agresiva estrategia para reducir el tamaño del Gobierno federal, delegando esta tarea en el magnate tecnológico Elon Musk y su recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés).
Este miércoles, la Cámara de Representantes llevó a cabo su primera audiencia sobre las acciones de DOGE, aunque Musk y su equipo no fueron citados a declarar, pese a las solicitudes de los legisladores demócratas. Desde su creación, DOGE ha encabezado la eliminación de varias agencias, entre ellas la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), encargada de la cooperación internacional, y la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB), que supervisaba los abusos de Wall Street contra los ciudadanos.
Hasta la fecha, la administración de Trump asegura haber recortado aproximadamente mil millones de dólares mediante la cancelación de contratos y programas gubernamentales centrados en la diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, el objetivo de Musk y su equipo parece ser mucho más ambicioso: ahora buscan desmantelar el Departamento de Educación, un paso que requeriría la aprobación del Congreso.
Musk en el Despacho Oval: poder en la sombra
El papel de Musk dentro del Gobierno de Trump ha sido tan influyente que la revista Time lo presentó en su portada sentado en el escritorio del Despacho Oval, como si fuera el verdadero presidente.
Tal vez en respuesta a esta creciente percepción, Trump invitó a Musk y a uno de sus hijos a la Casa Blanca el martes para firmar una orden ejecutiva que busca reducir drásticamente la plantilla del Gobierno federal y otorgar mayores poderes a DOGE.
Esta medida ordena a las agencias federales limitar la contratación a solo puestos "esenciales", reducir la plantilla de manera significativa y reponer solo una vacante por cada cuatro empleados que abandonen sus cargos.
Durante el evento, Musk tomó la palabra y afirmó que el Gobierno federal se ha convertido en una "cuarta rama no electa" que acumula demasiado poder. También reconoció que, en el proceso de aplicar estas reformas, DOGE podría cometer errores.
"Nos estamos moviendo rápido, así que cometeremos errores, pero los corregiremos muy rápido", admitió el empresario.
Críticas y oposición en el Congreso
Las acciones de Musk y DOGE han despertado preocupación en el Congreso, especialmente entre los demócratas. Durante la audiencia del miércoles, la congresista Jasmine Crockett criticó el creciente poder del magnate y su influencia dentro de la Casa Blanca.
"Ayer estuvo en el Despacho Oval y admitió que estaba mintiendo y usando su máquina de propaganda para hacerlo", denunció Crockett, alertando sobre las posibles consecuencias de la concentración de poder en manos de un empresario tecnológico.
La congresista también cuestionó la presencia de Musk y otros magnates como Jeff Bezos y Mark Zuckerberg en la toma de posesión de Trump el pasado 20 de enero.
"Solo había 'techies' sentados allí. No teníamos auditores. Yo daría la bienvenida a que vinieran auditores a hacer auditorías forenses", agregó, insinuando que el Gobierno de Trump está siendo dominado por los gigantes tecnológicos.
Con la creciente controversia en torno a DOGE y la influencia de Musk en la Administración de Trump, la batalla política sobre el futuro del Gobierno federal apenas comienza.