Los negociadores de casi 200 países aplazaron el domingo hasta el año siguiente una importante decisión sobre los mercados globales de emisiones de dióxido de carbono, poniendo fin a las maratónicas reuniones de la cumbre internacional del clima en Madrid.
Tras
dos semanas de
negociaciones sobre la lucha contra el
calentamiento global, los
delegados aprobaron declaraciones pidiendo
más ambición en la
reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero y en la
ayuda a
países pobres afectados por el
cambio climático.
Sin embargo, y pese a celebrar la cumbre climática más larga en 25 años de ediciones anuales, dejaron un espinoso asunto por resolver de cara a la próxima conferencia, prevista dentro de un año en Glasgow.
Los mercados de emisiones ponen un precio a las emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, y permiten a los países o empresas canjear permisos de emisiones que pueden reducirse de forma constante, fomentando la adopción de tecnologías de bajas emisiones.
Varios países de Europa y otras regiones dijeron que era mejor no alcanzar ningún acuerdo sobre cómo regular el canje de créditos por emisiones que aprobar un mal acuerdo que pudiera socavar la docena de mecanismos regionales ya en vigor.
Por suerte, las débiles normas de un mecanismo regulado por el mercado, defendidas por Brasil y Australia, que habrían socavado los esfuerzos por reducir las emisiones, se han descartado”, dijo Mohamed Adow, director Power Shift Africa, un grupo de presión.
Las conversaciones en Madrid se han visto acompañadas en ocasiones por indignadas protestas de indígenas y grupos ambientalistas, tanto dentro como fuera del recinto.
Las manifestaciones reflejaron la creciente frustración, especialmente entre los jóvenes, por el lento avance de los esfuerzos contra el calentamiento global.
Entre los documentos aprobados el domingo estaba la declaración 'Chile-Madrid Tiempo de actuar', que pide a los países que mejoren sus compromisos actuales de reducción de emisiones de efecto invernadero.