Desde el 2 de marzo de 2025, Israel ha impuesto un bloqueo total a la Franja de Gaza, impidiendo la entrada de alimentos, agua, combustible y suministros médicos. Esta medida ha sumido a la población palestina en una crisis humanitaria sin precedentes, con testimonios desgarradores de familias que sobreviven con una sola comida al día o menos.
Las consecuencias del cerco son devastadoras: más de 65,000 niños padecen desnutrición severa, y se han reportado al menos 52 muertes por hambre, incluyendo 50 menores. El Programa Mundial de Alimentos anunció que ha agotado sus reservas, dejando a la mayoría de la población sin acceso a alimentos básicos.
La comunidad internacional ha expresado su alarma ante esta situación. El primer ministro irlandés, Micheál Martin, calificó el bloqueo como un "crimen de guerra" y "totalmente inaceptable", mientras que organizaciones humanitarias advierten sobre una catástrofe inminente si no se restablece urgentemente el acceso a la ayuda.
El gobierno israelí justifica el bloqueo como una medida para presionar a Hamás, argumentando que la ayuda humanitaria podría ser utilizada con fines militares. Sin embargo, esta postura ha sido ampliamente criticada por organismos internacionales, que señalan que el uso del hambre como arma de guerra viola el derecho internacional humanitario.
Mientras tanto, la población de Gaza continúa enfrentando condiciones extremas, con la infraestructura destruida, servicios básicos colapsados y una desesperada necesidad de asistencia humanitaria. La comunidad internacional insta a una acción inmediata para aliviar el sufrimiento de millones de civiles atrapados en esta crisis.