Patricia Ledesma, de 49 años, se quitó la vida el mismo día que se enteró de que el hombre que atropelló y mató a su único hijo, Ariel Santillán, fue condenado a solo seis años de prisión. El trágico suceso ocurrió en Argentina y ha generado una profunda conmoción en la sociedad.
El 13 de junio de 2024, Ariel, de 27 años, circulaba en motocicleta por el Camino del Buen Ayre cuando fue embestido por un vehículo conducido por Carlos Andrés Dip, quien manejaba en estado de ebriedad. El impacto fue tan violento que Ariel fue arrojado al carril contrario, donde fue atropellado por otro automóvil. Las pericias determinaron que la muerte fue instantánea.
Dip fue sometido a un juicio abreviado y condenado por "homicidio culposo agravado" a seis años de prisión, además de ser inhabilitado para conducir por diez años. La familia de la víctima esperaba una pena más severa, como "homicidio simple con dolo eventual", que conlleva una condena mayor. Sin embargo, las autoridades judiciales consideraron que no había elementos suficientes para sostener esa calificación.
Patricia, quien había luchado incansablemente por justicia para su hijo, no pudo soportar la noticia de la sentencia. Según informes, se suicidó utilizando el arma de su esposo mientras él se encontraba en la ducha. La noticia ha generado un debate sobre la percepción de la justicia en casos de delitos viales y la necesidad de revisar las penas establecidas para estos crímenes.
Este caso pone de relieve el profundo impacto emocional que las decisiones judiciales pueden tener en las víctimas y sus familias, y plantea interrogantes sobre la adecuación de las penas en delitos que involucran la pérdida de vidas humanas.