En un esfuerzo por estabilizar las relaciones bilaterales y cumplir con sus obligaciones internacionales, el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), informó este lunes 22 de diciembre que mantiene una supervisión estricta sobre la entrega de agua a Estados Unidos, conforme a lo estipulado en el Tratado de Aguas de 1944. La medida busca saldar compromisos pendientes en medio de un clima de presión diplomática y climática.
La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que la estrategia de liberación de recursos hídricos se realiza bajo un análisis técnico riguroso que garantiza el derecho humano al agua y protege la producción agrícola nacional. "El cumplimiento del tratado no afectará al campo ni al consumo humano en los estados del norte", enfatizó la mandataria, al tiempo que anunció una nueva estrategia de aguas nacionales para optimizar la distribución en la cuenca del Río Bravo.
Acciones en la Presa La Amistad y el Río San Juan
Como parte de este compromiso, la Presa La Amistad, ubicada en Coahuila, incrementó sus extracciones de 33 a 122 metros cúbicos por segundo. Se estima que este operativo permitirá entregar una cuota de 249.163 millones de metros cúbicos, flujo que comenzó formalmente la semana del 15 de diciembre. Asimismo, se ha integrado el uso de excedentes del Río San Juan para complementar las entregas sin comprometer las reservas críticas de otras entidades.
Este movimiento ocurre en un contexto de alta tensión, luego de que la administración de Donald Trump amagara con la imposición de aranceles si México no presentaba un plan concreto para cubrir el déficit acumulado durante el ciclo 2020-2025, provocado por una sequía histórica. Aunque México dispone legalmente hasta el año 2030 para compensar los volúmenes del ciclo anterior, el gobierno actual ha optado por una postura proactiva para evitar conflictos comerciales y asegurar la cooperación binacional.
Hacia un plan definitivo en 2026
La SRE y la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) continúan en negociaciones técnicas con sus contrapartes estadounidenses. El objetivo es finalizar un plan de gestión integral del agua a más tardar el 31 de enero de 2026. Este acuerdo buscará no solo saldar la deuda actual, sino establecer mecanismos de resiliencia ante el cambio climático que afecta a ambos lados de la frontera.
La administración federal reiteró que, si bien se prioriza la soberanía sobre los recursos, el Tratado de 1944 es un instrumento vital que también otorga a México beneficios significativos, como el flujo garantizado del Río Colorado, fundamental para el abastecimiento de Baja California y Sonora.