El dato se desprende del Reporte Nacional de Niveles de Plomo en Sangre y Uso de Barro Vidriado en Población Infantil Vulnerable señala que el dato representa a 21.8 por ciento del total de niñas y niños del universo de estudio, mientras que otro 28.9 por ciento tiene acumulaciones “moderadas” del metal pesado.
El estudio también muestra que la incidencia varía por regiones del país. En estados del norte, la prevalencia de niños con altos niveles de plomo en la sangre es de 9.8 por ciento, cifra que se eleva a 20.7 en el centro y 25.8 en el sur.
Uso de ollas de barro contamina con plomo la sangre de niñas y niños
En entrevista con el diario La Jornada, la investigadora a cargo del estudio señaló que existe una exposición crónica al plomo incluso desde la etapa prenatal, lo cual puede causar daño irreversible.
Martha María Téllez-Rojo, del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública, apunta que el plomo es un materia neurotóxico “que atraviesa la barrera placentaria y afecta el sistema nervioso central del embrión”
Esto repercute en que el recién nacido no logre desarrollar a cabalidad su potencial intelectual, “y se generan así problemas en el aprendizaje, de atención, e incluso de agresividad y violencia”.
La principal razón por la que los niños de México quedan expuestos al plomo es el uso de la muy tradicional loza de barro vidriada con plomo, de mucho arraigo en buena parte del país. Otras razones son la exposición a basura electrónica y habitar en zonas industriales, mineras, donde se practica la alfarería o también cerca de complejo de reciclaje de baterías.