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Opinión

El próximo martes será 8 de marzo

Óscar Rodríguez
Por Óscar Rodríguez - 06 marzo, 2022 - 10:16 a.m.
El próximo martes será 8 de marzo

El próximo martes será 8 de marzo: día de la mujer. Muchas felicidades para todas.

Esta celebración data de hace ya más de un siglo. Comenzó en los Estados Unidos siendo tanto un reconocimiento a la aportación de las mujeres trabajadoras al progreso en general como una denuncia por la opresión de que eran objeto en ese tiempo.

Por cierto, me ha tocado leer opiniones de mujeres que no están de acuerdo con que se les felicite en esta fecha. Si ese fuera el caso, créanme que lo lamento ya que mi intención en ningún momento ha sido ofenderles en modo alguno.

Hasta hace unos cuantos años, una de las primeras cosas que se preguntaba cuando se sabía de algún alumbramiento era si el bebé había sido niño o niña. Los adelantos tecnológicos disponibles en la actualidad han permitido responder a esta interrogante aún antes de que ocurra el nacimiento.

Aunque con cierta frecuencia se escuchan leyendas urbanas en el sentido de que hay una gran disparidad en las cantidades de hombres y de mujeres que habitamos nuestro país, la realidad es que de acuerdo con datos del INEGI el porcentaje de la población correspondiente al género femenino es apenas superior al 51%. Consecuentemente, el porcentaje masculino de la población es un poco menor al 49%. Estos números no están demasiado lejanos de las cifras análogas mundiales.

Sin embargo, hay distribuciones que no son tan cercanas a la mitad. Por ejemplo, la mayoría de las personas tartamudas son de género masculino. Y no solamente eso, sino que en general, cuando los bebés empiezan a hablar, las niñas poseen un vocabulario más abundante y conjugan mejor los verbos irregulares que los niños de la misma edad. Todo esto sin importar el idioma, raza o país. Pareciera como si la parte del cerebro encargada de la comunicación funcionara con más eficiencia en las personas del género femenino la mayor parte de las veces. Inevitablemente me trajo a la memoria el episodio en el que Fernanda del Carpio le reclama sin pausa a Aureliano Segundo en el párrafo más extenso de “Cien años de soledad”.

Por otro lado, en promedio el hombre es más grande y fuerte que la mujer. Creo que si en los juegos olímpicos desapareciera la segregación por género de las competencias, la mayoría de los medallistas serían hombres.

Esta diferencia es tratada por Isaac Asimov en varios de sus libros. En uno de ellos hace una descripción de los roles que desempeñaba cada género en las primitivas sociedades agrícolas. La mujer requería más atenciones en los últimos meses de su embarazo y por ello se adoptó una división de trabajo: ella tendía a llevar a cabo las actividades de la casa y el hombre se encargaba de abastecer de alimento y brindar protección al hogar.

Además, debido a la limitante biológica en los temas de reproducción y fertilidad  ?  sigue diciendo Asimov  ?  la mujer tenía la tendencia a resaltar su juventud tanto como le fuera posible. De hecho, hasta la época actual es más probable que sean las mujeres (no todas desde luego) quienes se tiñen el cabello, procuran eliminar las arrugas de la piel o se incomodan al tocar el tema de su edad.

Y fue precisamente debido a la división de labores antes mencionada, que durante la mayor parte de la historia los principales personajes en filosofía, matemáticas, astronomía, arquitectura, literatura y demás ramas de las artes y las ciencias fueron hombres. Y es una lástima porque sin duda que pudieron haberse dado más avances en diversas disciplinas, pero el terreno en el que se permitía que la mujer contribuyera estaba bastante limitado.

La llegada de la Revolución Industrial trajo consigo algunos cambios. Ahora sí, hubo un cierto grado de integración femenina en las actividades productivas, al menos en los países industrializados. Y ya durante el siglo pasado hubo algunas ramas de la actividad económica en las que el talento de la población femenina fue bien aprovechado. Caso concreto, la industria del entretenimiento. Tanto en el cine (desde la época en que carecía de sonido) como posteriormente en la radio y en la televisión fueron surgiendo leyendas femeninas.

Otros avances notables: el terreno de la política. El primer país en el que se le concedió a las mujeres el derecho a participar en las elecciones fue Nueva Zelanda en 1893. A lo largo del siglo XX las mujeres de diversos países fueron adquiriendo la misma prerrogativa. En nuestro país esto ocurrió en 1947, pero no está nada mal si consideramos que en Grecia (la cuna de la democracia) este logro se consiguió hasta 1952.

Como dato significativo reciente. Hace menos de dos semanas, las integrantes del equipo femenil de futbol soccer de los Estados Unidos ganaron una batalla legal por la igualdad salarial. Dicha disputa había iniciado en 2016 y se debió a que la selección femenina recibía una paga mucho menor a la de la selección masculina a pesar de que ha resultado campeona mundial en cuatro ocasiones mientras que los hombres nunca lo han sido.

Hasta aquí todo está bien. Pero en nuestro país durante la marcha del 8 de marzo del año pasado resultaron heridas más de ochenta mujeres (la mayoría policías) debido a diversos altercados. Esperemos que este año las cosas transcurran con una mayor tranquilidad y sin incidentes qué lamentar. Por lo pronto ¡muchas felicidades, mujeres!

Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.

Que tengan ustedes una excelente semana.

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