Amables lectores, tengan ustedes un buen día.
El pasado martes falleció en Moscú Mijaíl Gorbachov, el último jefe de estado de la Unión Soviética.
La lista de los máximos dirigentes soviéticos a partir del derrocamiento de la dinastía Romanov inició con Vladimir Ulianov, históricamente conocido como Lenin. Le siguió estrictamente Aleksei Rykov, pero en este caso ocurrió algo parecido a la época en la que se decía que en nuestro país era Plutarco Elías Calles quien movía los hilos de la política, sobre todo durante los breves períodos de gobierno de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez e incluso hasta inicios del sexenio de Lázaro Cárdenas. Se platica que por esas épocas entre el pueblo mexicano circulaba una cruda sentencia: “Aquí vive el presidente, y el que gobierna, allí enfrente”. Regresando al tema de los soviéticos, en el caso de Rykov, el poder de facto lo detentaba Josif Stalin.
A Stalin le tocó ser aliado de los Estados Unidos e Inglaterra hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo al finalizar este conflicto, la URSS pasó a ser una competencia directa de los norteamericanos y hasta existe una teoría de conspiración que señala que el uso de las bombas atómicas en Japón (luego de la Conferencia de Postdam) fue una demostración de poder dirigida a los soviéticos.
Al morir Stalin (en 1953) accedió al poder Gueorgui Malenkov, quien luego fue obligado a dimitir. El nuevo líder era Nikita Kruschev. Fue durante el gobierno de Kruschev cuando ocurrieron la revolución cubana que derrocó a Fulgencio Batista y la posterior crisis de los misiles que según se decía colocó al mundo al borde de una tercera Guerra Mundial.
En 1964 se anunció el retiro de Kruschev y el nombramiento de Leonid Brezhnev como su sucesor, quien permaneció en el poder hasta su fallecimiento, ocurrido en noviembre de 1982. El nuevo líder supremo de la URSS fue Yuri Andropov, quien falleció quince meses después. En 1984 accedió al poder Konstantin Chernenko quien murió en marzo de 1985. Fue entonces cuando llegó al poder de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas Mijaíl Gorbachov.
Cuando Gorbachov llevaba apenas un mes en el poder propuso una reforma política y económica cuyo propósito era crear una nueva estructura interna en la Unión Soviética para acercarla a una economía de mercado y a la democracia. El nombre de esta reforma en ruso es Perestroika (que significa “reestructura”). Esta iniciativa iba acompañada de otra llamada Glásnost (que significa “transparencia”) que estaba dirigida principalmente a ofrecer más libertades a los medios de comunicación.
En agosto de 1991 ocurrió un fallido golpe de estado en contra de Gorbachov por parte de un grupo de resistencia soviético que se oponía a las reformas arriba descritas. Sin embargo este movimiento fracasó y a partir de entonces una gran cantidad de las repúblicas que formaban parte de la Unión Soviética declararon su independencia.
En diciembre de ese mismo año, los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron un acuerdo según el cual se proclamaba la disolución de la Unión Soviética y el establecimiento en su lugar de una Comunidad de Estados Independientes (CEI).
A partir de entonces ocurrieron una serie de eventos por demás insólitos. La delegación de deportistas que participaron en los juegos olímpicos de Barcelona en 1992 representando a lo que alguna vez fue la Unión Soviética, lo hizo bajo la bandera del Comité Olímpico Internacional y con el nombre de “Equipo Unificado”.
Alguna vez tuve la oportunidad de ver un reportaje que mostraba a un grupo de pilotos de la antigua Unión Soviética que quedaron en el desamparo debido a la serie de reformas, cambios y declaraciones de independencia de los diversos países. Estos aeronautas tomaron la decisión de ofrecer el servicio de vuelos de exhibición/demostración a bordo de los famosos aviones MiG (llamados así por los apellidos de los directivos del buró de diseño: Mikoyan y Gurevich) a un selecto y adinerado público occidental para poder mantenerse.
Más dramático fue el caso de los tripulantes de la estación espacial soviética quienes atestiguaron los cambios políticos desde su lugar de trabajo allá arriba y que luego no sabían en qué parte de los nuevos organigramas habían quedado.
Sin embargo, una vez que el tiempo ha pasado y las cosas se han estabilizado y viendo el tamaño de los factores involucrados en los históricos cambios y sus consecuencias, no deja de ser sorprendente que la desintegración de la Unión Soviética y la caída de algunos gobiernos de países que estaban detrás de la llamada “Cortina de Hierro” se llevaron a cabo en relativa paz. Algo que muchos de los habitantes de todo el mundo a quienes nos tocó vivir la “Guerra fría” nos parecía poco probable.
Creo que a Mijaíl Gorbachov le tocó desempeñar un papel importante en la historia mundial del siglo XX y lo llevó a cabo de una manera que merecería una alta calificación. Descanse en paz.
Por cierto, en estos días se cumplieron veinticinco años del trágico accidente en el que perdió la vida la ex esposa de Carlos, príncipe de Gales: Lady Diana Spencer. Y mañana se cumplirán cincuenta años del atentado que terminó con la vida de once atletas y entrenadores de la delegación israelí que participaban en los juegos olímpicos de Múnich, en lo que en ese tiempo se llamaba Alemania Occidental, en 1972. Tristes acontecimientos ambos.
Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.
Que tengan ustedes una excelente semana.
