Amables lectores, tengan ustedes un buen día.
Hace unos días, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump manifestó que las tarifas que se imponen a los barcos norteamericanos por cruzar el Canal de Panamá son muy altas por lo que demandará que dicha obra le sea devuelta a su país y de paso evitará que caiga en "manos equivocadas" (y específicamente se refirió a China).
China es el segundo mayor usuario del Canal de Panamá solamente detrás de los Estados Unidos. Además, dicho país oriental ha llevado a cabo grandes inversiones en el país centroamericano. Unos 14,000 barcos al año navegan los 82 kilómetros del canal y efectivamente, en el último año se han incrementado las tarifas debido a una sequía histórica. Por otro lado, la compañía de Hong Kong Hutchison Holdings administra dos puertos a la entrada del canal, lo que parece respaldar lo dicho por Trump.
A lo largo de la historia, los canales han significado importantes ahorros de tiempo en el transporte tanto de mercancías como de pasajeros. Hace ya más de mil trescientos años se construyó el Gran Canal de China, que en sus mejores tiempos se extendía a lo largo de unos 1,700 kilómetros y estuvo en funcionamiento hasta el siglo XIX.
Precisamente fue en ese siglo en el que al mismo tiempo que se llevaba a cabo la intervención francesa en México, el francés Ferdinand De Lesseps dirigía la construcción del Canal de Suez. La obra fue inaugurada en 1869 y no es poca cosa, ya que su longitud es mayor a los 190 kilómetros.
De Lesseps era en realidad un diplomático que había leído estudios hechos a petición de Napoléon Bonaparte por su ingeniero en jefe de líneas de comunicación respecto a la idea de conectar el Mar Rojo con el Mar Mediterráneo. Cuando Mehmet Said Pasha (quien era su amigo personal) se convirtió en virrey de Egipto, De Lesseps le expuso su proyecto de construir un canal por Suez y a consecuencia de esto recibió la concesión para llevar a cabo la obra.
Animado por el éxito obtenido en la gigantesca tarea, Ferdinand De Lesseps aceptó el reto de construir otro canal, esta vez en Centroamérica. Una década después de inaugurado el Canal de Suez se llevó a cabo una reunión en París para determinar la mejor ruta y el mejor proyecto interoceánico en esta región. Las principales opciones eran el Istmo de Tehuantepec, en México; a través del lago Nicaragua y en Panamá. La decisión fue a favor de realizarlo en Panamá, que en ese tiempo formaba parte de Colombia.
A pesar de que desde el principio hubo la sugerencia de valerse de esclusas (que funcionan como una especie de elevadores hidráulicos) para abreviar el tiempo de la construcción, a De Lesseps le pareció mejor idea la de hacer el canal "a nivel", como en Suez. Pero la orografía centroamericana era muy distinta de la egipcia. Además, las condiciones climáticas complicaron la consecución del proyecto. Muchos trabajadores fallecieron a consecuencia de la fiebre amarilla. Hubo un momento en que se asignó la dirección de la obra a Gustave Eiffel, pero el dinero se agotó. La compañía quebró y el proyecto quedó suspendido.
Algunos años después, en 1898 al estallar la guerra hispano-estadounidense (esa que tristemente dio su nombre al grupo de escritores y poetas conocidos como la "generación del 98") el acorazado USS Oregon tardó más de dos meses en llegar de San Francisco a Florida. La necesidad de un canal en la cintura de América era evidente.
Hay una historia que suena a leyenda urbana la cual señala que cuando estaba siendo tomada la decisión acerca de la ubicación del canal centroamericano, en el senado norteamericano alguien presentó una estampilla postal nicaragüense que mostraba un volcán activo. Eso inclinó la balanza hacia Panamá, pero el senado colombiano no otorgó su permiso para que los Estados Unidos llevaran a cabo tal proyecto.
Convenientemente, Panamá se separó de Colombia y una de sus primeras acciones como país independiente fue concesionar a los Estados Unidos la construcción del canal. De hecho, el lema de la construcción fue un ingenioso palíndromo (es decir, una frase que se puede leer en ambos sentidos y dice lo mismo) en inglés: "A man, a plan, a canal: Panama".
Ahora sí. Con la utilización de esclusas que aprovechan el lago artificial Gatún y la ventaja de que las precipitaciones pluviales suministran agua suficiente para su operación, el Canal de Panamá opera sin mayor novedad. Los barcos son elevados desde el nivel del mar en tres etapas (tres esclusas) hasta la altura del lago (unos veinticinco metros) y luego se bajan en el otro extremo del canal nuevamente al nivel del mar.
¿Cuál será el futuro del Canal? Habrá que estar pendientes.
Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.
Que tengan ustedes una excelente semana y que el año que inicia venga lleno de bendiciones.