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Opinión

Un plátano con cinta

Un plátano con cinta

Oscar Rodriguez
Por Oscar Rodriguez - 24 noviembre, 2024 - 09:04 a.m.
Un plátano con cinta

Amables lectores, tengan ustedes un buen día.

En mi cada vez más lejana juventud, me tocaba escuchar referencias a la cinematografía como "el séptimo arte". Y me quedaba con la interrogante, y ¿cuáles son las otras seis artes? Con el tiempo tuve la oportunidad de leer al respecto. Las seis bellas artes son: la Arquitectura, la Escultura, la Pintura, la Música, la Literatura y la Danza.

En la antigüedad clásica grecorromana se consideraba al arte como una habilidad del ser humano en cualquier terreno productivo (prácticamente era un sinónimo de destreza). Construir un objeto, comandar un ejército, convencer al público en un debate o medir correctamente un terreno requieren un grado de destreza que en ese tiempo fue considerado un arte.

Cualquier actividad sujeta a reglas, a preceptos específicos que le hacen objeto tanto de aprendizaje como de evolución y perfeccionamiento técnico eran consideradas artes. La poesía, al provenir de la inspiración no estaba catalogada como arte.

Aristóteles definió el arte como "aquella permanente disposición a producir cosas de un modo racional". Platón opinó que el arte es la capacidad de hacer cosas por medio de la inteligencia. Casiodoro señaló tres objetivos principales del arte: enseñar, conmover y complacer.

En el arte moderno, las cosas ya no se representan como son sino como las ve el artista. La belleza se relativiza. Aparece un componente de imaginación que refleja tanto lo fantástico como lo grotesco. En el siglo XVIII comienza a producirse una cierta autonomía del hecho artístico: el arte se aleja de la religión y del poder para ser fiel reflejo de la voluntad del artista. Luego, Arthur Schopenhauer define el arte como una vía para escapar del estado de infelicidad propio del hombre. Identificó conocimiento con creación artística. El arte es la reconciliación entre voluntad y conciencia. El arte habla el idioma de la intuición, no de la reflexión.

Richard Wagner planteó la idea de "obra de arte total", en la que se haría una síntesis de poesía, la palabra (elemento masculino), con la música (elemento femenino). Esto sería el retorno de la inocencia primitiva del lenguaje. A principios del siglo pasado, Sigmund Freud defendió la idea de que el arte sería una de las maneras de representar un deseo, una pulsión reprimida, de forma sublimada.

Al avanzar el siglo, las nuevas tecnologías hacen que el arte cambie de función. La fotografía y el cine plasman la realidad. Así surge el arte abstracto, en el que el artista ya no intenta reflejar la realidad sino su mundo interior, expresar sus sentimientos. Hace casi cien años, José Ortega y Gasset analizó en "La deshumanización del arte" (1925) el arte de vanguardia desde el concepto de "sociedad de masas", donde el carácter minoritario del arte vanguardista produce una elitización del público consumidor de arte.

Después de ver todas las opiniones acerca del arte y la evolución de sus manifestaciones llegamos al mundo actual. Hace unos días se llevó a cabo una subasta en la que la obra de arte conceptual denominada "Comedian", del artista italiano Maurizio Cattelan. La obra consiste en un plátano fijado a la pared blanca mediante el uso de cinta plateada. No mucho más qué describir.

La puja comenzó en 800,000 dólares. Pronto subió a dos millones y el precio final anunciado con el golpe del martillo fue de 5.2 millones de dólares, más las cuotas de la casa de subastas con lo que el precio final fue de 6.24 millones de dólares. El comprador es el coleccionista chino Justin Sun, fundador de una plataforma de criptomonedas. Como ofertante ganador, recibirá un rollo de cinta adhesiva y un plátano, así como un certificado de autenticidad e instrucciones oficiales para instalar la obra.

Como me ocurre muchas veces, me gusta representar la cantidad de dinero de otra manera. Digamos que quisiera colocar el equivalente de la cantidad desembolsada por el ganador de la subasta en billetes de 50 pesos mexicanos unidos por la parte ancha.

Según el sitio de internet de Banxico, el billete de $50 de la familia "F" mide 127 milímetros de largo. Hagamos una serie de cálculos de diversas longitudes alcanzadas con este tipo de billetes unidos por su lado ancho. Mil pesos (20 billetes) cubren una longitud de 2.54 metros. Entonces la longitud alcanzada por un millón de pesos sería una hilera de 2.54 kilómetros. La cantidad desembolsada por el plátano-obra-de-arte convertida a pesos (a un tipo de cambio redondo de $20 por dólar) sería de 124,800,000 pesos mexicanos, los cuales en billetes de $50 alcanzarían una longitud de casi 317 kilómetros. Algo así como la distancia por carretera de la Ciudad de México a Morelia.

Lo positivo del asunto es que muchos de nosotros podríamos tener en nuestros hogares una obra similar por mucho menos dinero. El riesgo que se corre es ser visto con extrañeza. Por lo menos.

Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.

Que tengan ustedes una excelente semana.

 

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