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Opinión

¿En cuál Dios confiamos?

¿En cuál Dios confiamos?

Marcos Durán Flores
Por Marcos Durán Flores - 26 agosto, 2024 - 05:32 p.m.
¿En cuál Dios confiamos?

Es en los tiempos aciagos, oscuros, cuando las cosas van o pueden ir mal, en los momentos de grandes tribulaciones, cuando nos refugiamos en la religión. En ocasiones, las menos de ellas, acudimos a ella para agradecer por los regalos que la vida nos da. Nuestros hijos, la salud, incluso los bienes materiales.

La religión nos ayuda a reconfortar y dar fuerza al espíritu. Llena los vacíos de nuestras vidas y nos ayuda también a encontrar un sentido a nuestra existencia y poder sobrellevar la indiferencia que muestra hacia nosotros el Universo. La religión a veces ha servido para liberarnos de las cavernas y de la ceguera. Incluso, la religión ayuda a calmar los instintos del hombre, atemperando el lado animal que a veces despierta, convirtiéndonos en seres violentos. De las creencias y prácticas religiosas, dependen millones de almas que encuentran en ellas, como decía Erich Fromm, la razón para resignarse a las muchas frustraciones que presenta la realidad.

Pero el problema empieza al decidir: ¿A cuál Dios rezarle? ¿En cuál Dios confiamos? Y es que, aunque para nosotros, en este lado del mundo, decir Dios o rezar a Dios, es la única verdad, existen regiones enteras del mundo que no tienen esa misma idea, ni tampoco saben quién es nuestro Dios.

Nosotros, un poco con soberbia, lo llamamos Dios, así a secas, aunque en la biblia se le nombra como Yahvé. Lo cierto es que cuando escuchamos sobre los dioses de otras religiones, nuestra salida fácil es decir: Dios, solo hay uno. Y aunque es verdad, que el cristianismo es la religión más difundida y practicada en el mundo, lo que confirma un estudio elaborado por el centro de investigación Pew para asuntos religiosos que reveló que en el mundo existen 2 mil 400 millones de personas que dicen tener la fe cristiana (católicos, protestantes, anglicanos, ortodoxos, mormones, luteranos, testigos de Jehová, metodistas y un largo etcétera.) Son el 32 por ciento de la población mundial quienes la practican y se ubican principalmente en América y Europa. Su libro de cabecera es la Biblia.

Le siguen en número los musulmanes que se basan en las enseñanzas de su libro, el Corán. Ellos tienen como su Dios a Alá y como su profeta a Mahoma. Son mil 800 millones de musulmanes y aumentan su número a gran velocidad, pues son ya el 23 por ciento en todo el mundo. El Islamismo está presente con fuerza en el medio oriente y en muchos países del sureste asiático y con un enorme crecimiento en Africa.

Luego están los hinduistas con mil millones de practicantes, la mayor parte de ellos en la India. Ese es el motivo del porqué muchos se llaman a los habitantes de ese país como hinduistas, pero el nombre correcto son indios. Los hinduistas son quienes practican el hinduismo, religión que tiene a varios dioses, entre ellos Shiva, Krishna y Ganesha.

 Quinientos millones de seres humanos practican el budismo, están principalmente en países asiáticos, en donde, por cierto, no tienen al Buda gordito y simpático que conocemos por este lado del mundo. Ellos tienen a Sidartha. Los judíos son una minoría de solo 14 millones de personas alrededor del mundo, pero su Torá y el Talmud tienen una influencia determinante alrededor del mundo.

Después de todas estas religiones, hay cerca de 400 millones de personas que practican religiones como el Taoísmo y algunas locales. Luego estamos casi mil millones de personas sin una fe definida. No somos cristianos, budistas, hinduistas ni musulmanes. Somos mil millones de personas sin una religión, aunque algunos de estos sí creen en un Dios o un ser superior.

Por eso piénselo dos veces, pues mientras usted se encomienda al Dios de la biblia, otros se encomiendan a uno distinto que puede ser Alá, Shiva, Buda, Ganesha, Yahve y tantos otros. Así que le pregunta sería: ¿A cuál Dios debemos de rezarle?, ¿En qué Dios confiamos?, ¿Hay un Dios más efectivo que el otro? ¿Hay un Dios más bondadoso o represor que el otro?  Así que la pregunta sería: ¿A cuál Dios hay de rezarle, en que Dios confiamos? ¿Hay un Dios más efectivo que el otro? ¿Hay un Dios más bondadoso o represor que el otro? Piense bien la respuesta, porque precisamente por este motivo, por pretender imponer una fe sobre otra, el hombre ha desatado guerras y tragedias a lo largo de la historia.

@marcosduranfl

 

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