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Opinión

Solo por una noche

Marcos Durán Flores
Por Marcos Durán Flores - 17 mayo, 2022 - 00:48 a.m.
Solo por una noche

El 20 de mayo del 2012 me enteré de la muerte de Robin Gibb, integrante del grupo los Bee Gees. Robin, había formado junto a sus hermanos Maurice, también fallecido y Barry, el único que sobrevive, uno de los grupos musicales más famosos de la historia. Esa tarde, junto a mi esposa Sandra, veíamos uno de sus últimos conciertos y al que llamaron “Solo por una Noche “. Su muerte era final del grupo y eso nos produjo una mezcla de nostalgia y melancolía. Sofía, Rodrigo y Regina, nuestros hijos nos preguntaron cómo era posible que nos pusiéramos tristes por alguien que jamás conocimos. 

  

Les conté que se trató de una época que marco nuestras vidas y les platique de los Bee Gees y sus canciones en “Fiebre de sábado por la noche”, una película que aun para sus más feroces críticos, significo la quiebra cultural de los Estados Unidos, un relato memorable de la cultura pop, la inauguración de todo un movimiento: el de la música disco con las pistas de baile iluminadas por el neón y las bolas de espejos

  

Y es que el auge de la música disco en la década de los años setenta, tuvo un enorme impacto cultural. La gente la escuchaba en la radio, la bailaba y hasta llegó a afectar la moda. Sus raíces fueron múltiples, pero todos tenían un vaso comunicante: la pobreza, la depresión general y la monotonía que sentía una generación que no visualizaba la prosperidad económica de otras épocas; jóvenes que tuvieron que lidiar con el desempleo y la desesperanza. 

  

El retrato de un mundo oscuro, uno que había perdido la inocencia y que despertaba apenas de la barbarie de Vietnam. Una sociedad que aún no se reponía de las promesas incumplidas y los sueños truncados de los movimientos sociales de finales de los sesentas que, como todo, terminaron corrompiéndose. 

  

La música disco se convirtió en un movimiento tan estruendoso y masivo porque surgió de las clases bajas en donde muchos se veían en los zapatos de Tony Manero, el personaje que interpretaba John Travolta, un joven que buscaba una oportunidad para salir de la monotonía, para olvidar, aunque fuera solo por una noche, los trabajos sin futuro y la realidad brutal que se imponía durante el día. 

  

Las noches de disco eran la oportunidad para huir de un mundo sombrío, del presente sofocante. Entrar a la disco era el boleto para escapar del aburrimiento, la violencia y la degradación que imponía la crisis económica global. Las noches de disco eran la oportunidad para huir de un mundo sombrío, del presente sofocante. Entrar a la disco era el boleto para escapar, aunque fuera solo por una noche, del aburrimiento, la violencia y la degradación que imponía la crisis económica. En la disco, como dice el dicho, todos los gatos son pardos y se convertía en el único sitio, en donde el glamour y las luces brillaban para todos. Afuera de la disco, se dejaban las clases sociales; adentro la pista de baile los volvía iguales. En la disco las luces brillaban para todos. 

  

Del movimiento disco nadie en su sano juicio puede negar que, junto a ABBA, Barry White, Dona Summer, KC & The Sunshine Band, Kool & The Garng, Earth, Wind and Fire, Boney M, Gloria Gaynor, Blondie, Patrick Hernandez, The Trammps, Village People, los Bee Gees encabezaron ese movimiento y para muestra están Night Fever, Stayin Alive, You Should be Dancing, More than a Woman, If I Can´t Have You, y Tragedy, íconos de la música disco. 

  

Los Bee Gees, dominaron la escena musical de los lejanos años setenta vendiendo más de 200 millones de discos, y hoy son parte del Salón de la Fama del Rock & Roll. Por mucho tiempo, el álbum de la banda sonora de la película Fiebre de sábado por la noche fue el disco más vendido hasta que Michael Jackson y Thriller les arrebataron esa distinción. 

  

Esa tarde de hace ya diez años, se me agolparon los recuerdos del Monclova de los años setenta. Recordé la juventud de mis tíos Gerardo y Jaime, hermanos de mi madre, ambos alistándose para irse a la disco J&G, la más famosa de la época. Pantalones acampanados de poliéster blanco, camisas de seda, zapatos de plataforma y el pelo largo. Al volver de la Disco, los escuchaba platicar de sus conquistas, sus peleas y de anécdotas simpáticas. Al fin, el mundo los aceptaba como sus iguales, aunque esto fuera “Solo por una noche “. 

@marcosduranf

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