El más reciente estudio bianual de Transparencia Internacional, correspondiente al Índice de Percepción de Corrupción 2024, ha situado a México en el lugar 140 de 180 países evaluados. Esta posición representa el punto más bajo en la historia del país en esta clasificación, acercándolo a los regímenes más corruptos del mundo.
El índice, que mide la percepción de la corrupción en el sector público a través de diversos indicadores, ha revelado un panorama alarmante que desmiente las promesas de combate a la corrupción hechas por el gobierno actual.
La ciudadanía se enfrenta a la corrupción en su vida diaria a través del pago de sobornos para acceder a servicios esenciales como salud, agua, educación, luz y seguridad. Este fenómeno, lejos de disminuir, se ha intensificado, afectando a los sectores más vulnerables de la población.
Los fondos del erario, que deberían destinarse al bienestar social, se han utilizado con fines partidistas, grupales y personales. Un ejemplo crítico es el uso de los "siervos de la Nación" como estructura electoral encubierta del partido en el poder, financiada con dinero público.
Programas sociales pensados para reducir la desigualdad han sido instrumentalizados para coaccionar a la población. Morena ha hecho de estos programas un mecanismo de extorsión política, condicionando apoyos a la fidelidad electoral.
La concentración de poder ha favorecido el reparto familiar de posiciones gubernamentales, consolidando una dinastía política que bloquea el acceso a cargos públicos a ciudadanos con verdadera vocación de servicio.
La privatización de recursos públicos con fines partidistas ha alcanzado niveles sin precedentes. La cúpula en el poder ha convertido al Estado en un instrumento al servicio de sus propios intereses, debilitando la institucionalidad democrática.
Transparencia Internacional advierte que la situación puede empeorar debido a varias amenazas latentes, tales como la eliminación de órganos autónomos que garantizan la transparencia y rendición de cuentas; la destrucción del Poder Judicial de la Federación, lo que incrementará la impunidad y el abuso de poder; la infiltración del crimen organizado en los tres niveles de gobierno; la falta de sanciones a servidores públicos de alta jerarquía, y el debilitamiento del Estado de derecho.
Si no se toman medidas urgentes, la sociedad mexicana sufrirá aún más y se enfrentará a una realidad aún más difícil.
Lejos de erradicar la corrupción, el gobierno de Morena ha profundizado el problema, llevando a México a un estado de vulnerabilidad sin precedentes.
La promesa de un cambio ha resultado ser una estrategia política que oculta un modelo de corrupción institucionalizada. Ése es el ADN de Morena y los suyos.