Ante la intransigencia, soberbia y reduccionismo oficialistas, el Partido Revolucionario Institucional ha asistido puntualmente a otra cita con la Historia de México, al no permitir que un proyecto de reforma constitucional extraído desde la ignorancia, la insensatez y la improvisación se concretara, causando graves daños económicos, laborales, ecológicos y de desarrollo a millones de mexicanas y mexicanos.
Sin temor a equivocarme puedo sostener que Morena buscaba que México diera un paso al vacío con una propuesta que no tenía pies ni cabeza, ni buscaba generar más empleos, más inversión y mayor desarrollo, sino todo lo contrario: apagar la luz en nuestro país.
Quien crea que por nuestro componente institucional vamos a ser cómplices de propuestas y decisiones que golpeen el bolsillo de las familias mexicanas, su seguridad y su derecho a decidir libremente, están muy equivocados y se toparán de frente con la fuerza de la militancia priista, que es la más grande y cohesionada del país.
Gracias a la comunión de propósitos, convicción democrática y conciliación de diferencias, el frente legislativo integrado por PRI-PAN-PRD se ha consolidado como el freno a pretensiones dictatoriales de personas que están haciendo mucho daño a nuestro país.
Con acciones hemos devuelto la dignidad al Poder Legislativo Federal, éste que fue burlado, manoteado y pisoteado durante la legislatura pasada por cómplices que no buscaban cómo servir a México, sino cómo congraciarse con el poder para obtener mayores canonjías.
El Poder Legislativo no es un empleado ni una oficialía de partes, es un Poder de la Unión que representa a la Soberanía nacional y cuyos integrantes no podemos ser reconvenidos, castigados ni perseguidos por lo que decimos y por lo que votamos.
El grupo en el poder pretende perseguir a las y los legisladores de oposición, pero el Pueblo nos ampara y nos protege porque sabe que no permitimos que Morena se despachara con la cuchara grande y siguiera incrementando el número de pobres en México.
Sin miedo, no vamos a permitir la politización de la justicia ni que se pretenda arrebatar con órdenes judiciales lo que no se gana con votos ni con argumentos.
México ya despertó de la pesadilla en que lo tuvo Morena y se ha dado cuenta que sí podemos detener a los pandilleros que estaban destruyendo al país.
¡Va por México!
