PIEDRAS NEGRAS, COAHUILA. - En un contexto global donde la diseminación de información se ha convertido en una herramienta poderosa para la consolidación de la democracia, México enfrenta un momento crítico en su historia en relación con la libertad de expresión.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) correspondientes al año 2023, se registraron un total de 278 casos de agresiones a periodistas, lo que representa un aumento del 15% con respecto al año anterior. Estas cifras alarmantes evidencian los desafíos que confronta nuestra nación en la salvaguarda de este derecho fundamental.
La célebre frase de Voltaire, "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo", subraya la esencia misma de la libertad de expresión: el respeto por la diversidad de opiniones y la protección de la pluralidad ideológica. Sin embargo, en el contexto actual, México enfrenta obstáculos significativos que amenazan con socavar este principio democrático.
Tal como señaló la destacada periodista Anna Politkovskaya, "La libertad de expresión es el oxígeno de la democracia", subrayando así su papel vital en el funcionamiento de un sistema político transparente y participativo. Sin embargo, en diversas instancias, la censura y la represión se han erigido como obstáculos para el pleno ejercicio de este derecho.
La libertad de expresión no solo constituye un pilar fundamental de la democracia, sino que también es una herramienta esencial en la lucha contra la corrupción y el abuso de poder.
En palabras del novelista George Orwell, "La libertad es el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír", resaltando así su función como contrapeso frente a la opresión y la tiranía.
Por ende, a unos días de haber celebrado el Día Mundial de la Libertad de Expresión, es imperativo que reafirmemos nuestro compromiso con la defensa de este derecho fundamental. Como expresó la escritora Alice Walker, "La forma más común de que la gente renuncie a su poder es creyendo que no tienen ninguno", instando así a la acción proactiva en la promoción y protección de la libertad de expresión.
La restricción de la libertad de expresión limita la capacidad de los ciudadanos para acceder a información veraz y objetiva, lo que a su vez dificulta la toma de decisiones informadas y el ejercicio pleno de la ciudadanía.
Además, la falta de libertad de expresión puede tener consecuencias graves en términos de derechos humanos y democracia. Cuando se silencia a los disidentes y se reprime la libertad de expresión, se socava la posibilidad de construir una sociedad justa y equitativa en la que se respeten los derechos de todas y todos.
Es importante reconocer que la libertad de expresión no es un privilegio otorgado por el gobierno, sino un derecho humano fundamental consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en numerosos tratados internacionales. Como tal, es responsabilidad del Estado garantizar y proteger este derecho, así como de la sociedad en su conjunto velar por su cumplimiento.
En este sentido, es crucial que tanto el gobierno como la sociedad civil trabajen de manera conjunta para promover un entorno en el que la libertad de expresión sea respetada y protegida. Esto implica la adopción de medidas concretas para prevenir y sancionar cualquier forma de censura o represión, así como para promover la diversidad y el pluralismo en los medios de comunicación.
Asimismo, es fundamental que se promueva la alfabetización mediática y digital entre la población, con el fin de capacitar a los ciudadanos para que puedan discernir entre información veraz y falsa, y ejercer de manera crítica su derecho a la libertad de expresión.
La libertad de expresión es un pilar fundamental de la democracia y un derecho humano inalienable que debe ser protegido y promovido en todo momento. Solo garantizando un entorno en el que todas las voces puedan ser escuchadas y respetadas, podemos construir una sociedad más justa, libre y democrática para todos los mexicanos.
