El fraude electoral ya no existe en México gracias a la labor de muchas generaciones que construyeron paso a paso un sistema electoral sólido, confiable, profesional, legal e institucional para brindar a México certidumbre. Sin embargo, las prácticas fraudulentas han cobrado mayores bríos y constituyen una seria amenaza para nuestra democracia.
Publicidad electoral indebida, inducción del voto, uso de recursos públicos para movilizar estructuras partidistas, condicionamiento de programas sociales con fines electorales, servidores públicos en labores proselitistas, acarreo y ataques sistemáticos contra las instituciones públicas son algunas de las prácticas en las que incurrió Morena y el grupo en el poder durante la pasada consulta popular de revocación de mandato, configurando con ello graves delitos electorales que ameritan que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no solo anule dicha consulta, sino que finque responsabilidades a los actores políticos que abusaron del cargo y de la confianza ciudadana.
Gracias a la labor objetiva, profesional y legal del Instituto Nacional Electoral (INE), hoy las y los mexicanos sabemos que en ocho entidades gobernadas por Morena se cometieron irregularidades en casillas en las que supuestamente llegó a votar casi el 100% del electorado, lo cual a todas luces es un indicativo de que esos gobernantes cometieron irregularidades.
Con sus actos, Morena confirma que ha perdido la confianza ciudadana y busca obtener por la mala lo que ha sido incapaz de conservar con sus acciones: el respaldo popular.
El pasado domingo la ciudadanía dio la espalda a un gobernante que prometió muchas cosas y que no ha cumplido ninguna.
Pero como no hay mejor defensa que el ataque, esos transgresores que violaron la ley electoral y abusaron de los más pobres y vulnerables hoy exigen a grito pelado la destrucción del INE y de nuestro sistema electoral, pretendiendo ignorar que lo que no funciona y le hace daño a México son ellos.
La nación mexicana confía en su INE y lo demuestra con una aprobación consolidada y abrumadora. Por ello, al igual que en la mal lograda reforma eléctrica, el PRI no respaldará ninguna iniciativa electoral retrógrada ni delincuencial, que es el corte que mejor le queda a Morena y al grupo en el poder.
Quienes hoy ignorantemente pretenden darnos lecciones a las y los priistas sobre lo hecho por grandes presidentes militantes de mi partido como Lázaro Cárdenas, Adolfo Ruíz Cortines o Adolfo López Mateos, deberían recordar que todos ellos ampliaron las avenidas de participación ciudadana y no las dinamitaron, consolidaron las instituciones públicas y no las destruyeron y legaron un mejor México al que habían recibido y no un país en crisis económica, de seguridad, ambiental y social como lo estamos ahora.
¡No Morena, no te vamos a dejar, por más pandillero que te vuelvas, seguir destruyendo a México, generando millones de pobres y dividiendo a la sociedad!