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Opinión

“Déjense reconciliar con Dios”

P. Noel Lozano
Por P. Noel Lozano - 27 marzo, 2022 - 01:31 p.m.
“Déjense reconciliar con Dios”

 “Déjense reconciliar con Dios

Con la entrada a la tierra prometida inicia una nueva época en la historia de la salvación, que se ve reflejada con el festejo de la Pascua por parte del pueblo de Israel, una celebración de felicidad y de libertad, leemos en el libro de Josué. Pablo invita a los Corintios a hacer una experiencia Pascual, un paso del hombre viejo al hombre nuevo, un hombre nuevo que no sólo inicia una vida nueva sino que se convierte en promotor de la reconciliación. Por último, vemos en el evangelio una escena ya conocida, el hijo que regresa a los brazos del Padre y el Padre misericordioso que no deja de rogarle a su segundo hijo que abra su corazón a la misericordia, un reto para todos, no sólo experimentar la misericordia, sino dejarnos reconciliar con Dios.

Dios siempre sale al paso, y la iniciativa de reconciliar al hombre es de Dios. La palabra griega traducida por reconciliación significa etimológicamente cambio desde el otro. Reconciliarse quiere decir cambiar a partir del otro, en nuestro caso, a partir de Dios. Es Dios quien reconcilia consigo al pueblo de Israel, haciéndole atravesar el Jordán como si fuera un nuevo Mar Rojo, renovando con él la Pascua y la Alianza como en el Sinaí, dándole como alimento no ya el maná sino los frutos de la tierra que conquistarán y en la que definitivamente se asentarán. 

Es el padre bueno de la parábola lucana quien reconcilia consigo al hijo menor, abrazándole y besándole, y logrando de esta manera que el hijo se reconcilie consigo mismo. Es también el padre bueno el que toma la iniciativa de reconciliar al hermano mayor con el menor, pasando por encima del pasado y valorando debidamente el arrepentimiento del corazón. 

¿Y qué es lo que Pablo escribe a los cristianos de Corinto? Dios reconciliaba consigo al mundo en Cristo, sin tener en cuenta los pecados de los hombres, y nos hacía depositarios del mensaje de la reconciliación. Reconciliarse, en definitiva, es decir a Dios: Gracias por haber dado el primer paso. Acepto tu perdón, acepto tu amor.

La reconciliación es una oportunidad de mirar hacia el futuro. Reconciliarse con Dios significa primeramente reconocer que algo no ha andado bien en nuestras relaciones con Él en el pasado. Significa además que hay un interés en restablecer buenas relaciones con Dios en el presente y para el futuro. Para los israelitas del desierto pasar el Jordán significa dejar atrás un pasado de rebeldía, de quejas, de inseguridad, y renovar con Dios la alianza de fidelidad y la entrega a la conquista de la tierra prometida

Los dos hijos de la parábola tienen que romper con los últimos años de vida, en las relaciones con su padre y en sus mutuas relaciones, para poder entrar en el futuro con la recobrada dignidad de hijos. La reconciliación del cristiano con Dios mira al plazo de vida que le queda para hacer el bien, y se proyecta sobre todo hacia la otra ribera de la vida. Y el mensaje de reconciliación que Dios ha depositado en nuestras frágiles manos, ¿no es un mensaje que hemos de hacer eficaz ahora en el presente y en el futuro que llama continuamente a nuestra puerta? Me reconcilio en el presente, pero los efectos de la reconciliación tienen que prolongarse en el futuro; sin esta eficacia en el futuro, reconciliarse no deja de ser una palabra tal vez bonita, pero hueca, sin repercusiones eficientes, y por consiguiente una auténtica frustración.

Sólo en Cristo y por Cristo logramos sentir la fuerza salvadora de Dios, que nos quiere reconciliar consigo. Cristo es la última palabra de reconciliación que el Padre dirige al hombre y al mundo. Por eso, quien vive reconciliado con Dios en Cristo, es una nueva creatura. Lo viejo ha pasado y ha aparecido algo nuevo, como nos recuerda san Pablo. El pasado no cuenta; lo que importa ahora es el futuro, en el que llevar una vida reconciliada con Dios y con los hombres; en el que ser verdaderos evangelizadores de la reconciliación.

Santa María Inmaculada, de la Dulce Espera, Ruega por nosotros.

P NOEL LOZANO: Sacerdote de la Arquidiócesis de Monterrey.  www.padrenoel.com; www.facebook.com/padrelozano; padrenoel@padrenoel.com.mx; @pnoellozano

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