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Opinión

DESDE MI TECLADO

El día de la mujer

Oscar Rodriguez
Por Oscar Rodriguez - 12 marzo, 2023 - 11:04 a.m.
DESDE MI TECLADO

El día de la mujer

Amables lectores, tengan ustedes un buen día.

Hace ya una buena cantidad de años tuve la oportunidad de leer que en la antigua democracia griega solamente les estaba permitido el voto a los hombres libres que ya hubieran participado en alguna guerra. En cambio, en la época actual los ciudadanos de nuestro país tenemos derecho a votar o a ser elegidos sin distinción de género. Basta con cumplir algunos requisitos referentes a la edad, nacionalidad y registro en el Instituto Nacional Electoral.

En México se inició la lucha por la participación de las mujeres en la política desde finales del siglo XIX pero fue hasta 1953 cuando se les concedieron los derechos a votar y a ser votadas a cargos de elección popular. Sin embargo, la situación en otros aspectos de la actividad económica al parecer no ha tenido la misma suerte en cuanto a igualdad.

En mi época de estudiante me tocó escuchar a una dama que exponía “si dos personas hacen el mismo trabajo, deberían recibir el mismo sueldo sin importar su género”. Estoy completamente de acuerdo con esta idea. Ignoro hasta qué punto exista una diferencia en cuanto a retribución al trabajador (trabajadora, en este caso) por el hecho de ser mujer, pero me ha tocado escuchar historias que lo afirman.

Claro que habrá casos en los que es comprensible esa desigualdad. Por ejemplo, sin conocer a detalle las cifras estoy seguro de que los sueldos de los jugadores de la liga de fútbol varonil deben ser mucho mayores que los de las integrantes de la contraparte femenil. Y es que en este caso el producto es diferente. Aunque se parezca mucho, no es lo mismo un partido entre varones que entre mujeres. Las entradas a los estadios lo muestran. En cambio, cuando escucho una grabación de un concierto para piano o para violín no puedo identificar si la persona ejecutante es hombre o mujer y en este caso esperaría que los ingresos del artista no se vieran afectados de acuerdo a su género. Esa es la situación ideal.

Pero en el mundo real actual. Hay países completos en los que a las mujeres les está siendo negado el acceso a la educación superior. Por ejemplo, el gobierno de los talibanes en Afganistán ha convertido a ese país en el “más represivo del mundo con respecto a los derechos de las mujeres” de acuerdo a las palabras de Roza Otunbayeva, directora de la misión de asistencia de la ONU en Afganistán (Unama). Otras restricciones impuestas incluyen que no pueden viajar sin la compañía de un pariente hombre, deben cubrirse para salir de casa y desde el pasado noviembre les fue prohibido el acceso a los parques, jardines, gimnasios y baños públicos.

Hace unos días, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres escribió un mensaje en una conocida red social en la que advirtió: “Los avances logrados en décadas se están evaporando ante nuestros ojos” y continuó “Al ritmo actual, ONU Mujer prevé que se necesitarán 300 años para la igualdad entre hombres y mujeres”. Triste panorama a corto plazo. “La desinformación misógina y las falsedades" (en las redes sociales, tienen el objetivo de) "silenciar a las mujeres y obligarlas a salir de la vida pública… Las historias pueden ser falsas, pero el daño es muy real”.

Creo que limitar el desarrollo de un ser humano a causa de su género es un “balazo en el pie”, quiero decir una medida que perjudica a quien la aplica. Las mujeres forman la mitad del potencial de la humanidad. No parece ser conveniente desperdiciar tanto talento. A lo largo de la historia abundan los ejemplos de mujeres que han destacado. Un par de ellas.

Hagnódica (Hagnódice o Agnódice). Considerada la primera mujer ginecóloga, aunque según algunas fuentes se trata de una figura mítica. De acuerdo a la otra versión, vivió en el siglo IV antes de nuestra era. Como en esa época estaba prohibido que las mujeres ejercieran la medicina, tuvo que cambiar su aspecto por el de varón a fin de estudiar y luego dedicarse a esa profesión. Convertida en la preferida por las mujeres atenienses despertó la envidia de sus colegas. Fue acusada de seducción y fue juzgada. Un nutrido grupo de mujeres llegó al lugar en el que se celebraba el juicio y la defendieron elogiando sus logros como médico. Hagnódica fue absuelta y hubo un cambio en la ley de Atenas eliminando la restricción antes mencionada.

En los años 70’s del siglo pasado, la revista Selecciones editó un libro condensado de la escritora norteamericana Dorothy Clarke Wilson llamado “Mujer solitaria”. Esta historia sigue la ruta de Elizabeth Blackwell, la primera doctora de América.

En este caso, nuevamente el había acceso de las mujeres a las escuelas de medicina estaba restringido pero el actual Hobert College (en ese tiempo Geneva College) lo sometió a votación. Los estudiantes creyeron que era una broma y votaron a favor de permitir el acceso de Elizabeth a la institución de donde se graduó con las mejores calificaciones de su generación en 1849.

La doctora Blackwell se estableció en Nueva York y se convirtió en defensora del cambio social y promulgó ideas tan novedosas como la eficacia del aire fresco y la limpieza alrededor del paciente. La narración de Clarke Wilson demuestra los logros que puede obtener la determinación de una mujer solitaria.

Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.

Que tengan ustedes una excelente semana.

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