A pesar de los virtuales, 4 de 6, descalabros a nivel nacional(porque podrían ser más), Marko Cortés, Alejandro Moreno Cárdenas y Jesús Zambrano, líderes del Partido Acción Nacional (PAN), Partido de Revolucionario Institucional (PRI) y Partido de la Revolución Democrática (PRD) respectivamente, se notan optimistas y creen que el capital político con el que cuentan les basta y sobra para llegar a la elección presidencial del 2024 para competir, sin embargo, si algo han demostrado estas tres personas es que en los momentos de la verdad, no responden como deberían.
Los tres partidos parecieran completamente desconectados de la realidad, ya que al menos en el corto plazo, se han dedicado a maltratar a su militancia, denostando a quienes no comulgan completamente con sus pensamientos y , lamentablemente para los caballeros en cuestión, sus adeptos no son tontos. Hay números que son indefendibles a pesar de que desde el discurso quieren maquillar la debacle de sus institutos políticos.
El gran “ganador”, si se puede sacar algo bueno de lo sucedido el 5 de junio, sin dudarlo es Jesús Zambrano y el PRD, quienes obtuvieron lo suficiente para poder seguir subsistiendo como un partido federal y parecería que solo están alargando lo inevitable, la desaparición del partido del sol azteca, es decir, la historia del PRD actualmente es “la crónica de una muerte anunciada”.
Sin embargo, tanto en el PAN como en el PRI, las militancias están hartas ya que pareciera que la política de “discursos y videos en redes súper críticos” no está impactando en donde debería, en la calle, con la población y mínimamente con sus miles de militantes en el país.
El resultado de su política, derrotas del PAN en Tamaulipas y Quintana Roo, mientras que el PRI perdió otros dos bastiones: Hidalgo y Oaxaca. Sin reconocer errores, estrategias malas y estar lidiando con polémicas que no abonaban en nada a la elección (por ejemplo los audios filtrados de Alito Moreno en dónde literalmente se le escuchaba decir “A los periodistas no hay que matarlos a balazos, hay que matarlos de hambre”), no hay cuentas claras.
Está elección y la que se librará el próximo año en el Estado de México y Coahuila podrían definir lo que sucederá en la elección que se viene para 2024 (Si no pasa un cataclismo antes). La Alianza Va x México está echada para atrás y mucho de lo que resuena en radio pasillo de la elección en 2023, denota demasiada incertidumbre.
Hoy la encomienda, si la oposición busca competir pero en serio, es clara: o se reestructuran y promueven mayor y mejor trabajo a ras de suelo o terminan de perder los espacios que aún les quedan desde la comodidad de sus oficinas de superlujo en la Ciudad de México.
A Alejandro Moreno Cardenas, se le olvidó que para poder brillar primero se tiene que trabajar, caminar y dialogar, que la soberbia no iba a conducir a nada, justo en un momento en dónde su partido no cuenta con los créditos suficientes para imponer y errar como lo ha hecho. A Marko Cortés se le ha olvidado que el PANismo no ha terminado de superar las fracturas internas que ha atravesado el blanquiazul y que de hecho una de sus promesas siempre fue que buscaría la unificación de un partido que no se ha recuperado luego de su derrota en 2012. Y bueno, Jesús Zambrano que literalmente no pudo contener a sus mejores cuadros ante el nacimiento de MORENA y hoy solamente queda cascajo (con sus muy necias y valiosas excepciones).
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