Tomás Balcázar González, quien falleció ayer a los 88 años de edad a causa de una complicación digestiva, fue un hombre apasionado por el futbol desde su infancia, eso lo proyectó para convertirse en un referente de Chivas.
Pese a las carencias económicas, tenía la idea de jugar al futbol, y a los 12 años encontró lugar en el Nacional, donde permaneció hasta los 17.
El último adiós a la leyenda rojiblanca fue de forma privada, donde solo asistieron familiares.
Tomás se desempeñaba como delantero y su olfato goleador acompañado de su buen remate de cabeza llamaban la atención de quienes lo veían, y uno de ellos fue el técnico del Atlas, Eduardo Valdatti, quien junto a Moisés Estrada le pidieron que hiciera una prueba con los Rojinegros en las canchas de El Paradero, pero no hubo oferta concreta, así que Balcázar regresó con su equipo, y poco después, en 1948, se incorporó al Guadalajara.
En la temporada 1952-53 anotó en seis partidos consecutivos, así igualó el récord de Max Prieto, quien lo había logrado en la campaña 48-49.
La calidad de Balcázar era garantía, por lo que fue elegido para integrar la Selección Mexicana que asistió al Mundial de Suiza 1954, en donde anotó un gol en la derrota, 3-2, ante Francia.
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Chivas se coronó por primera vez en su historia campeón de Liga en la temporada 56-57, y Balcázar fue parte de aquel título, pero debió retirarse por una lesión en la rodilla izquierda que arrastraba desde 1950, y que sufrió durante un partido contra el Oro.
Fue auxiliar técnico en diversos equipos, primero del Rebaño de Javier de la Torre en los 60, y volvió a Chivas en la temporada 86-87 para ser asistente de Alberto Guerra y coronarse en la Liga al vencer a Cruz Azul.