Hay un dicho popular muy empleado en el mundo hispano que sostiene que a la tercera va la vencida; esto es, que a la tercera vez que intentas algo, lo consigues. Este no es el caso de SpaceX, la compañía estadounidense fundada por Elon Musk y dedicada a la fabricación de transporte aeroespacial, que ha necesitado hasta cuatro oportunidades para lograr aterrizar con éxito la Starship, su modelo insignia de nave interplanetaria.
El suceso tuvo lugar el pasado 6 de mayo durante un vuelo de prueba, y supone un hito histórico dentro de la carrera espacial de SpaceX. En los tres intentos anteriores, los prototipos de la Starship empleados terminaron por estallar en llamas justo en el momento del aterrizaje. En este caso, el prototipo SN15 ha conseguido realizar toda la maniobra de manera satisfactoria: tras un vuelo a gran altitud, la nave realizó su descenso a la superficie terrestre en posición horizontal con los motores apagados para, una vez próxima a tierra, encender sus motores, colocarse en posición vertical y aterrizar de manera suave en el espacio destinado a tal fin. Cabe destacar, no obstante, que en el momento del aterrizaje se produjo un pequeño fuego. Con todo, los ingenieros afirmaron que se trata de una cuestión perfectamente normal y esperable teniendo en cuenta la cantidad de metano que transportaba la nave.
Con este éxito a sus espaldas, Elon Musk está más cerca de cumplir su sueño de viajar a la Luna y a Marte. El empresario y filántropo es conocido en el mundo entero por encontrarse detrás de Tesla, el fabricante de autos eléctricos con mayor volumen de negocio. Precisamente en los modelos de Tesla es en donde Musk ha mostrado su apuesta por la ingeniería y la innovación. Así, nos podemos encontrar con vehículos con pantallas que permiten a los usuarios disfrutar de juegos como Beach Buggy Racing 2, Asteroids, Missile Command o a las múltiples modalidades que hay en póker, con cámaras de vigilancia, y hasta con un sistema de conducción autónoma. Ahora, sin embargo, Musk se encuentra centrado en su proyecto aeroespacial; tanto es así que, en sus propias palabras, el estadounidense espera que para el 2050 más de un millón de personas hayan viajado a la Luna.
En esta carrera espacial el funcionamiento de la nave Starship es clave, pues será esta la encargada de realizar los viajes al espacio. El gran obstáculo que hasta ahora se le resistía a SpaceX era el aterrizaje, ya que una de las características de esta nave compuesta por diferentes cohetes es que ha sido diseñada con el objetivo de ser reutilizable. Así, estas creaciones de transporte aeroespacial siguen la filosofía de sostenibilidad y respeto al medio ambiente presente en el resto de compañías de Musk. Con el éxito del aterrizaje del prototipo SN15, este escollo parece superado para esta nave de 120 metros de altura y 9 de ancho.
Pero no todo son buenas noticias para SpaceX en este inicio del mes de mayo. Recientemente se ha hecho público que la NASA ha puesto en pausa el contrato que mantenía en firme con la compañía para desarrollar el próximo módulo de aterrizaje lunar. La selección de SpaceX para esta tarea no se realizó de manera directa, sino que se hizo un estudio de un total de tres propuestas: una presentada por la propia SpaceX, otra por Blue Origin (compañía en manos de Jeff Bezos) y una tercera firmada por Dynetics. El pasado 16 de abril la NASA informó de que la propuesta de la empresa de Elon Musk había sido la escogida, alegando para ello que SpaceX prometía una mayor carga del módulo a un precio más bajo. Así pues, la NASA y SpaceX firmaron un contrato por 2.900 millones de dólares.
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Ahora se ha conocido que tanto Blue Origin como Dynetics han interpuesto una reclamación formal, lo que ha traído como consecuencia que el contrato permanezca en pausa hasta que se aclare esta situación. Una agencia federal de carácter externo será la encargada de analizar el caso y determinar si SpaceX fue seleccionada de manera legal o no.
Esta situación supone una piedra en el camino de Elon Musk hacia el espacio y habrá que esperar a la resolución del caso para comprobar cómo la decisión puede afectar al desarrollo de la actividad futura de SpaceX.