La vida es esos pequeños momentos que pasan y que nos dejan un recuerdo que después se convierte en una motivación, en un querer luchar y seguir. Es un ciclo sin salida que sólo termina con la muerte. Pequeños momentos como el de la primera vez que ves nieve o comes un alimento diferente.
La primera vez que leí a Isabel Allende sabía que sería uno de esos momentos que recordaría siempre. Fue en el otoño del 2016, estaba muy lejos de casa en una ciudad muy pequeña y fría, donde no conocía a nadie y no había mucho por hacer. Siempre me ha gustado aventurarme así que comencé a caminar sin rumbo y llegué a un hermoso lago y me senté a la orilla a leer.
Nació en Lima en 1942, su padre era secretario de la embajada y siempre vivió con buenos recursos económicos.
Mi primer encuentro con Allende fue así: tan placentero como las hojas cayendo de los árboles aquella tarde y las risas en idiomas extranjeros.
El libro era: La casa de los espíritus. Serán acaso unas 200 páginas, quizás poco más, pero el libro no lo terminé hasta empezado diciembre. Durante esos meses cambiaron muchas cosas de la primera vez en aquel lago. Entonces sentí que el libro me acompañó en todos esos cambios. A veces sentía que el libro era lo único que tenía de mi país, era mi única valiosa pertenencia mexicana.
No sólo por el gran contenido de referencias mexicanas y el lenguaje coloquial, sino porque el libro es muy feminista, y creo que en esos meses crecí mucho como ser humano y como mujer; me hice más valiente y más fuerte, como Isabel en el libro.
El día de hoy Isabel Allende cumple 77 años y quiero reconocer en estas líneas su trayectoria como escritora. Cuenta ya con 23 libros publicados a lo largo de su carrera, el último de ellos “Más allá del invierno”. Después de este libro la escritora confesó que ya no tenía más nada que decir así que se detendría por un momento hasta que encontrara de nuevo algo.
“No sé cual es la línea porque, en mi propia vida, no sé que es real y que he inventado. Según yo, todo es verdad. Y me pasan cosas extrañas.”
Nació en Lima en 1942, su padre era secretario de la embajada y siempre vivió con buenos recursos económicos, sin embargo, cuando era joven sufrió el divorcio de sus padres y se mudó con su mamá y sus hermanos a Chile. Con el tiempo se casó con Miguel Frías con quien tuvo dos hijos: Paula y Nicolás.
Miguel fue tan sólo el primero de dos matrimonios fallidos. En 2003 obtuvo la ciudadanía estadounidense y reside en California desde entonces.
Además es miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras y obtuvo el premio Nacional de Literatura Chilena en 2010.
“Uno no puede escribir de lo que no ha vivido”
La obra más reconocida de Allende es “La casa de los espíritus” que forma parte además de una de las obras más importantes de la literatura contemporánea latinoamericana. Es un referente histórico sobre la historia de Chile y su lucha por la igualdad con las mujeres. Además su obra es muy femenina, la mayoría de las protagonistas de las historias son mujeres.
Isabel ha comentado en múltiples entrevistas que las mujeres que viven en sus historias no son en ningún momento un reflejo de ella, sin embargo ha dicho que cuando crea un personaje siempre tiene un modelo de la vida real en el que se basa.
“Cada novela tiene una relación directa conmigo. Ya sea por algo que me importa mucho, algo que me ha pasado, una experiencia personal, una memoria obsesiva, algo que no puedo soltar o algo que me está pasando en el momento”, confiesa Isabel Allende.
