FRONTERA, COAH.– En medio de una batalla que va más allá de lo médico, elementos de la Policía Preventiva Municipal de Ciudad Frontera protagonizaron un gesto profundamente humano al llevar despensa y regalos a una abuelita de la colonia Occidental, cuya mayor angustia no es su enfermedad, sino el futuro de sus nietos.
Herminia Méndez Martínez, de 65 años de edad, enfrenta un difícil tratamiento contra el cáncer. Sin embargo, su mayor dolor no proviene del padecimiento que afecta su cuerpo, sino del temor de que Alexa Citlali, de seis años, y Jonathan Benjamín, de siete, puedan ser puestos en adopción. Los pequeños quedaron a su cuidado luego de que su propia hija los abandonara, y hoy ella es el único pilar con el que cuentan.
La Policía Municipal se hace presente
La situación de doña Herminia llegó a oídos de la Policía Municipal, cuyos elementos, como parte de las acciones de proximidad social, acudieron hasta su domicilio, ubicado en la privada Porfirio Díaz número 305, en la colonia Occidental. Ahí entregaron despensa y algunos obsequios para los niños, logrando arrancarles sonrisas en medio de la adversidad.
La visita fue encabezada por el coordinador operativo, Edgar Eli Hernández, junto a varios oficiales que, más allá del uniforme, mostraron el lado más solidario de la corporación. Mientras Alexa y Jonathan recibían los regalos con ilusión, su abuela no pudo contener las lágrimas.
"Sé que esto se va a poner más difícil... no solo por la enfermedad ni por la cirugía que viene, sino porque con todo esto me van a quitar a mis hijos, porque no voy a poder cuidarlos después", expresó Herminia, con la voz quebrada.
Apoyo y empatía en momentos difíciles
La mujer explicó que será sometida a una cirugía como parte de su tratamiento, lo que la coloca en una situación vulnerable ante las autoridades, al no contar con otro familiar que pueda hacerse cargo temporalmente de los menores. Los policías escucharon, acompañaron y brindaron algo que muchas veces escasea: apoyo y empatía. El gesto, aunque sencillo, significó un respiro emocional para una familia que vive con recursos limitados y el miedo constante de ser separada.
La historia de doña Herminia no termina aquí. La ciudadanía que desee solidarizarse y apoyar a esta abuelita y a sus nietos puede acudir a su domicilio en la colonia Occidental, donde cualquier ayuda —alimentos, apoyo económico o acompañamiento— puede marcar la diferencia.
Porque, en ocasiones, una despensa, un regalo y un poco de humanidad pueden convertirse en esperanza.