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Coahuila

Clarisa lucha por demostrar su inocencia en caso de robo hotel Monclova

Clarisa, camarista de hotel en Monclova, narra su lucha por justicia tras ser acusada sin pruebas.

Por Adriana Cruz - 06 agosto, 2025 - 08:51 p.m.
Clarisa lucha por demostrar su inocencia en caso de robo hotel Monclova

El clic metálico del brazalete en su tobillo le recuerda cada día que su vida cambió sin previo aviso. Clarisa, camarista de un hotel en Monclova, camina despacio, como si el peso del aparato le recordara más que la vigilancia: la carga de una acusación que asegura no merece.

"Estoy tranquila porque no hice nada. Solo pido justicia", dice con una serenidad que contrasta con el cansancio que se le nota en la mirada. Desde hace casi un mes, su nombre aparece ligado a un presunto robo millonario cometido en un hotel cinco estrellas de la ciudad. Ella insiste en que la Fiscalía no tiene pruebas, pero la sombra de la sospecha la sigue a todas partes.

Antes del 8 de julio, Clarisa llevaba una rutina sencilla: trabajo, hijos, y la esperanza de salir adelante pese a las dificultades económicas. Hoy, el panorama es distinto. "No puedo hacer mis cosas como debe de ser. Si se descarga el brazalete, tengo que correr a conectarlo, porque si no, la ministerial ya está encima. Ha sido muy triste, pero gracias a Dios sigo fuerte", relata.

El proceso no solo la mantiene vigilada, también le arrebató el empleo con el que mantenía a sus dos hijos adolescentes. "Ahorita estoy sin trabajo, no me puedo acercar ni al hotel. Ellos dependen de mí", explica con voz baja, como si el simple hecho de decirlo aumentara la carga de su realidad.

Recuerda con precisión el momento en que supo de la detención de su compañera Hilda. "Yo estaba descansando cuando me avisaron que se la habían llevado. Nunca vinieron a mi casa, solo andaban preguntando por la calle. Me sentía desesperada, con la glucosa alta. Solo pensaba que, si me detenían, sería injusto."

Por recomendación de su abogado, Clarisa se amparó y se presentó de manera voluntaria. Desde entonces, enfrenta el proceso en libertad, aunque con las restricciones que la hacen sentir, según confiesa, "culpable desde el primer día".

El recuerdo más amargo lo tiene de aquel interrogatorio inicial en el hotel. "Me dijeron que eran solo unas preguntas, pero ya me veían como culpable. Aseguraban que en las cámaras se veía que yo salía con dinero. Eso no es cierto. Ese día yo solo hice mi trabajo."

Ella insiste en que nada se le encontró, ni pruebas ni testimonios sólidos. "Ni siquiera el huésped reportó algo al momento. Solo quiero que las cosas se aclaren."

Aunque el proceso continúa, Clarisa se aferra a la esperanza. Habla de su fe, convencida de que la justicia llegará. "Yo creo en un Dios justo. A Él le dejo esto", dice, y al nombrarlo, sus ojos se iluminan por primera vez durante la entrevista.

La historia de Clarisa no termina en ella. Su compañera Hilda, quien fue enviada al penal, logró salir recientemente gracias a un cambio de medida cautelar. Ambas esperan ahora que el proceso avance sin prejuicios y con respeto a su dignidad.

"Nos están acusando por algo que no hicimos", repite Clarisa, con el brazalete brillando discretamente a la luz, como un símbolo de la herida que todavía no cierra.

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