Yuleysy Mireles Palacios es alumna de primero de secundaria. Tiene 12 años de edad, no habla y ahora no escucha, porque su implante coclear no cuenta con pilas, por ello, su madre está pidiendo apoyo a la ciudadanía.
La menor fue operada a los cuatro años de edad a través de un programa social puesto en marcha por el entonces gobernador del Estado, Humberto Moreira Valdéz. Ahí mismo se le donó el aparato.
Sin embargo, desde hace tiempo no puede hacer uso de él debido a que las pilas ya no son de utilidad. En ocasiones lo utiliza cuando su mamá, la señora Berenice Palacios Arredondo, tiene para comprar pilas desechables.
Dio a conocer que la pila recargable tiene un costo aproximado de 5 mil pesos, pero además necesitaría trasladarse a la ciudad de Torreón para que el médico realice el cambio y valore a su hija.
“No escucha, pero con el aparato sí, lamentablemente la pila recargable ya caducó. A veces le compro desechables, pero lleva tres pilas y solo le duran tres o cuatro horas, lo que significa que en un día necesita más de diez pilas y no tengo dinero para comprarlas”.
La señora Berenice se dedica al hogar y su pareja a la albañilería, por lo que no tiene recursos para poder hacer el gasto que requieren para que Yuleysy pueda usar su aparato coclear.
Por lo anterior, lanzó un llamado a la población en general o a alguna instancia de Gobierno que pueda apoyarla.
Recordó que cuando su hija iba a cumplir un año de edad convulsionó, por lo que tuvieron que suministrale mucha amikazina. Algunos médicos le han dicho que quizás a raíz de eso la menor no puede oír.
“No tenemos apoyo de ningún tipo. Mi pareja es albañil y pues solo saca para lo del diario. No tengo el apoyo del papá de mi hija, ni de ningún familiar, por eso he pedido ayuda en algunos lugares, pero no me han dado”, señaló.
La señora Berenice señaló que quien no pueda apoyarla para recabar los 5 mil pesos, lo puede hacer regalándoles pilas desechables G13-357 A que se consiguen en las joyerías.
Dio a conocer que su hija sigue asistiendo a la Telesecundaria del Oro a pesar de no hablar y ahora no oír.
“Hay maestros que le tienen mucha paciencia y le explican con señas. Hay otros que solo ponen las actividades en el pizarrón y ella lo tiene que escribir”, señaló.
